Si hay algo que ha sabido hacer Charles Lloyd a lo largo de su carrera es rodearse de músicos extraordinarios, normalmente mucho más interesantes que él mismo.
En 1966 dio a conocer a un joven de 21 años llamado Keith Jarrett y 16 años después hizo algo parecido, descubriendo a gran parte del público internacional al gran Michel Petrucciani.
En este concierto de 1983 el pianista francés, que también estaba a punto de cumplir los 21, ya eclipsa a sus compañeros, probablemente sin pretenderlo.
Bobby McFerrin tiene una colaboración bastante intrascendente y, aunque Palle Danielsson y Son Ship Theus hacen un gran trabajo, y Lloyd tiene algunos momentos brillantes, el joven Petrucciani es la verdadera estrella de A Night In Copenhagen.
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