Al empezar la noche, Esperanza Spalding ofreció en la Plaza de la Trinidad un concierto blando, blandísimo en realidad. Spalding tiene mano con el contrabajo, pero el tufillo a hilo musical que está cogiendo su música no le viene nada bien. Sin contar con que una cosa es poder cantar razonablemente bien, y otra que sea una gran idea hacerlo constantemente. En fin, el tiempo dirá hacia donde va la carrera de esta chica.
Después actuaba Randy Weston con su African Rhythm Quintet y los Master Gnawa Musicians of Morocco. Weston es uno de los grandes clásicos vivos y siempre es un placer verle. Lo mismo ocurre con el veterano Benny Powell, como con Talib Kibwe (TK Blue), Neil Clarke o Alex Blake. Los cinco nos brindaron momentos estupendos, entre los que destacó una gloriosa revisitación de "African Cookbook". Las partes del concierto protagonizadas por los músicos de marruecos eran interesantes, aunque quizá un poco excesivas. Con todo, uno tenía la sensación de estar ante algo genuino, y eso es algo a tener en cuenta.
La noche se cerró con Animal Collective, en un concierto que me despertaba mucho interés. Lamentablemente, la banda no cubrió las espectativas en absoluto. Si su música se sustenta sobre conceptos como modernidad u originalidad, estamos apañados; el grupo no tiene nada ni de moderno ni de original. Y no sólo eso, por mucho que lo buscara, no conseguía encontrar un atisbo de talento en lo que sucedía en el escenario. Lo que veía parecía, simplemente, un grupito de tres chavales jugando con sus cacharritos para hacer una música que en apariencia era muy simple, y en la que profundizando uno descubría que era más simple de lo que aparentaba.
Un ídolo con pies de barro más, de estos que construyen algunas publicaciones y medios, para destruirlo cuando lleguen los siguientes.
Al salir del Kursaal, Vetusta Morla estaba tocando en el Escenario Verde ante un grupo de gente bastante más multitudinario, que también se lo estaba pasando mejor. Y es que a veces es mejor hacer algo sencillito adrede, para que la gente disfrute.
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At the beginning of the evening, Esperanza Spalding offered a poor concert in the Trinidad Square , very poor indeed. Spalding is skilled at the double-bass, but her music is beginning to smell as piped music, something not good for her. Besides, being able to sing reasonably well and doing it constantly are very different things. Anyway, time will tell where this girl’s career is aiming at.
Later, Randy Weston and his African Rhythm Quintet and the Master Gnawa Musicians of Morocoo were to perform. Weston is one of the great alive classics and watching him is always a big pleasure. The same happens with the veteran Benny Powell, as well as with Talib Kibwe (TK Blue), Neil Clarke or Alex Blake. The five of them offered us wonderful moments, among which a glorious version of “African Cookbook” standed out. The Moroccan musicians’ parts of the concert were interesting, although perhaps a little bit excessive. All in all, one felt as being in front of something genuine, and that is something to bear in mind.
Last night finished up with Animal Collective, a concert I was looking forward to. Unfortunately, the band failed to live up to my expectations. If their music pretends to be based on concepts such as modernity or originality, we are done; this band is lacking in both of them. What is more, hard as I tried I couldn’t find even a little hint of talent in what it was happening on stage. It was merely a group of three youngsters playing with their gadgets in order to do an apparently simple music that, afterwards, turned out to be even much simpler.
Another idol made of mud, one of those created by publications and the media, to be destroyed as soon as the next one appears.
On leaving the Kursaal, Vetusta Morla was playing on the Green Stage in front of a much bigger audience, which were also enjoying themselves much more. Obviously, sometimes is better to do something simple on purpose to have people happy.
1 comentario:
Sigo en plan envidioso, esta vez por culpa de Weston, una de mis grandes grandes debilidades. Con los Gnawa masters lo he escuchado solo en disco y resulta un poco duro, pero Weston siempre me rasga algo dentro.
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