Texto publicado originalmente en Mondo Sonoro en abril de 2014, a cuenta de la celebración del Record Store Day (concretamente en Bilbao, aunque en general).
El próximo sábado hay una nueva cita con este evento mundial. Ve a una tienda de discos independiente y compra un disco.
El próximo sábado hay una nueva cita con este evento mundial. Ve a una tienda de discos independiente y compra un disco.
La gente suele
preguntar, incrédula, si todavía se venden discos. En concreto, se preguntan si
se venden fuera de esos zocos masificados y/o virtuales que pretenden erradicar
el comercio independiente a golpe de cuota de mercado. Los discos, sí. Esas
cosas redondas hechas de vinilo o de policarbonato y aluminio que, antes de
internet, nos hicieron disfrutar tanto. Ahora siguen haciéndolo, aunque más
discretamente, como tantas otras cosas que forcejean entre la obsolescencia y
los vertiginosos cambios en nuestro consumo de ocio. Pero sí, aún se venden
discos y, lo que es más sorprendente aún, se venden en tiendas independientes.
Algunas llevan ahí toda la vida y han sabido capear el temporal de un mercado
que se desmorona por momentos, y otras están emergiendo en la aridez de esa
situación para colmar los anhelos de un público reducido, pero hambriento de
música como dios manda.
Para celebrar
esa vigencia se celebra el Record Store Day, un evento mundial centrado en el papel
de la tienda independiente como espacio definitivo en el mundo del disco, que
incide particularmente en la lenta pero firme resurrección del vinilo. Desde
hace unos años, el RSD también se celebra en España, con decenas de tiendas
participantes que venden ediciones exclusivas y organizan toda clase de eventos
para la ocasión, desde sesiones de DJ a conciertos especiales. En Bilbao, una
ciudad con muy pocas tiendas respecto a su volumen de población, el RSD de este
año contó con actuaciones de lujo en dos tiendas, una veterana (Power Records)
y otra recién nacida (La Casa de Atrás).
A lo largo de
todo el día se sucedieron conciertos como los de Joseba B. Lenoir, We Are
Standard, Francis (Doctor Deseo), Tremenda Trementina y Moon's Paranoid
Weirdness en Power Records y Rubia, Santi Delgado y Dr. Maha en La Casa de
Atrás. Programación y nivel que ya querrían para sí unos cuantos festivales, y
que pusieron el foco sobre esos supervivientes de la debacle de la industria
discográfica, esos melómanos convertidos en currelas del disco que siguen
representando lo mejor que trajo la comercialización del soporte musical. Todo
ello, por supuesto, gracias a la colaboración desinteresada de los artistas,
transeúntes a su vez de cubetas y estantes de tienda de discos, que se
prestaron a tocar en ellas por puro amor al concepto de las mismas. Tiendas que
el resto del año siguen ahí, como trincheras culturales en las que unos cuantos
aún pasan horas buceando entre discos en busca de ese objeto redondo y
magnífico que, ya en su casa, le dará un poco de felicidad de cuando en cuando.
De eso se trata, ¿no?
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