Reseña publicada originalmente en Mondo Sonoro en enero de 2013
Lo tenían todo
en contra: lluvia torrencial, tarde de domingo y tocar en Bilbao a la misma
hora del partido del sacrosanto Athletic. Afortunadamente, las nada favorables
condiciones no impidieron a un buen puñado de aficionados , llenar el pequeño
recinto(todo hay que decirlo) de la sala Sonora para disfrutar del aplastante
directo de Cult Of Luna.
No es probable
que los suecos estén acostumbrados a este tipo de escenarios, pero da gusto ver
que una banda no se achica cuando tiene poco suelo bajo sus pies. Se supone que
cualquiera gana en las distancias
cortas, pero, ¡cuidado! porque no siempre sucede así. Sin embargo, Cult Of Luna
afrontaron su directo en Bilbao con la misma intensidad y crudeza que hubiesen
tenido en un gran escenario, durante una hora y media en la que hubo pocas
oportunidades para relajarse.
Presentaban
“Vertikal”, su último álbum (aparecido sólo dos días antes), una nueva odisea
sonora que gira en torno al "Metrópolis" de Fritz Lang y que se nutre
de la enrevesada mezcla de estilos de la banda. Hace tiempo que los suecos son
mucho más que los primos europeos de Neurosis. Su música es una imposible
confluencia de doom, sludge, progresivo, space-rock y psicodelia que en directo
se crece, gracias a la impresionante capacidad de la banda para trabajar con la
intensidad y las dinámicas. Todo tiene un porqué en la música de Cult of Luna.
Cada desarrollo, por largo que sea, suena natural e inevitable. Se podría hacer
de otra forma, pero no mejor.
Para que esto
funcione, la habilidad de la banda es imprescindible. Son siete tíos sobre el
escenario: tres guitarras, teclado, bajo y dos baterías, y suenan perfectos,
que ya tiene mérito. Lo normal en estos casos es encontrarse con cierto caos
sonoro, pero los suecos dosifican y ensamblan cada parte de cada tema de forma
milimétrica, jugando la nada fácil carta de tocar fuerte sin desmadrarse de
volumen ni hacer rodar una informe bola acústica.
El repertorio
se compuso de ocho temas (principalmente extraídos de “Vertikal”)
cuidadosamente ordenados para que la cosa no decayese. Los desarrollos
instrumentales empapados en psicodelia y post-rock se turnaban con pesados
pasajes doom capaces de descoyuntar cualquier cuello que se les pusiese por
delante. Predominó la desgarrada voz de Johannes Persson (parece que Klas
Rydberg dejó la banda hace un par de meses), que recuerda a la de sus paisanos
Meshuggah, también originales de Umea (por cierto, Fredrik Thordendal,
guitarrista de Meshuggah, ha declarado más de una vez ser fan de Cult Of Luna).
Parece mentira que de una localidad con poco más de 110.000 habitantes puedan
haber salido bandas como estas dos o los acojonantes Refused.
Cult of Luna siguen creciendo y rompiendo fronteras estilísticas. Decir que hace post-metal es como no decir nada, pero es que es realmente difícil englobarles en un estilo. Lo que sí son es buenos. Y en directo, buenísimos.
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