Reseña publicada originalmente en Tomajazz en enero de 2008:
A veces es complicado acertar cuando queremos conocer a un músico. En esto que llamamos jazz una sola grabación (e incluso varias), no sirve para formarse un retrato de la personalidad musical completa del músico.
Otomo Yoshihide es uno de esos músicos con una personalidad compleja, llena de recovecos y de instantes musicales muchas veces inesperados, pero casi siempre interesantes.
Para un oyente casual, ajeno a los universos de Yoshihide, no seria lo mismo conocerle mediante la catártica (y a veces dolorosa) intensidad de Cathode (tzadik, 1999) o Anode (tzadik, 2001) que con su fascinante reinvención de Dolphy en Out To Lunch (doubtmusic, 2005), por citar algunos de sus discos mas conocidos. Puede que ahí radique el principal valor de Live In Lisbon, en su accesibilidad.
Presentando su New Jazz Quintet, Yoshihide desarrolla una música más basada que nunca en el free jazz tradicional, sin perder su personalidad ni la característica tensión que impregna habitualmente su obra. Tampoco debemos quitar merito a sus acompañantes, entre los que destaca, por familiar, el nombre de Mats Gustafsson, colaborador habitual del japonés. Pero la música que hace el quinteto bebe y es absoluta esclava de la participación de cada uno de sus miembros. Un jazz libre, colectivo y absolutamente palpitante, desde el hímnico comienzo del disco con "Song For Che" hasta los ecos de Ayler en "Eureka" y la realimentación eléctrica que invade Flutter.
Que nadie me malinterprete, este no solo es un gran disco de Yoshihide, sino un gran disco de jazz. Mayúsculo, autentico y de los que se escuchan una y otra vez.
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