Reseña publicada originalmente en Tomajazz en julio de 2008:
Dicen que unos buenos acompañantes no tienen precio y, en este caso, eso se ajusta completamente a la realidad. Luis Lopes debuta con un disco muy interesante y lo hace de la mano de un grupo que le hace quitarse a uno el sombrero. Aparte de los siempre interesantes hermanos González (hijos del gran trompetista Dennis González y sección rítmica en varios de sus proyectos), el fantástico saxofonista Rodrigo Amado llena de elocuencia los temas de Lopes, dando un plus de calidad a un disco muy a tener en cuenta.
Lopes, guitarrista de técnica correcta, ideas claras y salubre falta de complejos, deja la mayor parte del espacio solista al saxofonista portugués, que serpentea confiado sobre las vías que construyen los González. El guitarrista llega incluso a quitarse de en medio en muchos momentos, decisión personal y nunca justificada por un posible entorpecimiento que no llega a darse. Su guitarra trabaja en todo momento con líneas, frases y texturas creadas con mucho saber hacer y no demasiados efectos pero, curiosamente, Lopes no llega a acompañar o a expresarse mediante acordes durante la práctica totalidad de la grabación.
Uno podría pensar en él como un guitarrista de pacotilla, que toca poco y que parece no querer protagonizar su propio disco (sin ir mas lejos, recuerdo un par de discos del proyecto de un guitarrista español terriblemente mediocre, que se rodeaba de algún buen solista y una rítmica sólida para ocultar su propia incapacidad), pero la realidad se impone mediante seis excelentes composiciones que se revelan como la finalidad última de este disco.
Lopes sabe exactamente lo que debe y lo que no debe aportar a cada tema, manifestándose como un líder cabal, un compositor destacable, un solista misterioso y, en definitiva, una nueva voz a tener en cuenta en el futuro.
Lopes, guitarrista de técnica correcta, ideas claras y salubre falta de complejos, deja la mayor parte del espacio solista al saxofonista portugués, que serpentea confiado sobre las vías que construyen los González. El guitarrista llega incluso a quitarse de en medio en muchos momentos, decisión personal y nunca justificada por un posible entorpecimiento que no llega a darse. Su guitarra trabaja en todo momento con líneas, frases y texturas creadas con mucho saber hacer y no demasiados efectos pero, curiosamente, Lopes no llega a acompañar o a expresarse mediante acordes durante la práctica totalidad de la grabación.
Uno podría pensar en él como un guitarrista de pacotilla, que toca poco y que parece no querer protagonizar su propio disco (sin ir mas lejos, recuerdo un par de discos del proyecto de un guitarrista español terriblemente mediocre, que se rodeaba de algún buen solista y una rítmica sólida para ocultar su propia incapacidad), pero la realidad se impone mediante seis excelentes composiciones que se revelan como la finalidad última de este disco.
Lopes sabe exactamente lo que debe y lo que no debe aportar a cada tema, manifestándose como un líder cabal, un compositor destacable, un solista misterioso y, en definitiva, una nueva voz a tener en cuenta en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario