Wynton Marsalis sorprendió hace unas semanas a propios y extraños con algunas declaraciones en las que manifestaba una gran filia por el free jazz europeo, a raíz de haberlo estudiado en profundidad. Y es que Marsalis, en su afán investigador, ha pasado algunos periodos de 2010 en Europa, estudiando y tocando esa música con nombres como Evan Parker, Alexander Von Schlippenbach, Han Bennink o Peter Brötzmann.
Es con Brötzmann, precisamente, con quien más tiempo ha compartido, llegando a tocar en varias fechas con el Chicago Tentet del alemán, sustituyendo a Joe McPhee o a Jeb Bishop, según la ocasión. En un concierto en Oslo, el trompetista llegó a decir, medio en broma, medio en serio, que las grandes obras que había creado Brötzmann en Chicago no quedaban lejos de las de Louis Armstrong en la misma ciudad durante los años 30.
Lamentablemente, no hay grabaciones de esos conciertos, pero Marsalis aprovechó algunas de sus estancias en el viejo continente para registrar algunas composiciones e improvisaciones junto a músicos como Barry Guy, Paul Lovens, Sten Sandell, Evan Parker, Sven-Åke Johansson, Joëlle Léandre, Paul Dunmall o Raymond Strid.
Son especialmente curiosas dos colaboraciones: The Thing+Wynton Marsalis y el dúo del trompetista con el gran Paal Nilssen-Love. Aunque Brötzmann es la inspiración del disco, no toca en ninguna pieza; sin embargo, en la carpetilla se deja caer la posibilidad de un futuro álbum coliderado por ambos músicos.
Más allá de la curiosidad del proyecto, hay que dejar claro que todo parece un enorme favor concedido por los músicos europeos al famoso trompetista. En su delirio, Marsalis asume que controla la situación cuando, a lo largo de todo el CD, queda bien claro que no sabe por donde le da el aire. Hay momentos (como el dúo con Evan Parker o el trío con Barry Guy y Paul Lovens) en los que Marsalis roza muy de cerca lo verdaderamente patético.
Nadie duda que es un gran trompetista y que ha grabado grandes discos pero, si no se sabe hacer algo, no se sabe, por muchas ganas que uno le ponga.
Por lo menos, Marsalis escribe en las liner notes una especie de disculpa por su episodio con el ignorante de Sigüenza, comentando que ha tenido oportunidad de conocer la música de Larry Ochs y que le tiene fascinado.
También dice que lo que más lamenta es no haber podido grabar a dúo con el que nombra como uno de sus músicos preferidos: el desaparecido trombonista Paul Rutherford. Pobrecito.
3 comentarios:
Creo que has sido muy duro con Marsalis. Para quienes hemos tenido la oportunidad de escuchar la grabación con detenimiento no cabe duda de que hay momentos de cierta incertidumbre, en los que parece que el impoluto swing del trompetista apenas se aferra al caos sonoro de sus compañeros pero de ahí al ridículo que describes... En fin, con críticos así, así nos va.
Por otro lado, le honra a Marsalis la rectificación con lo de Sigüenza. De sabios, dicen.
yo ya me lo he comprado el disco. buen comentario, has dado en la diana.
por lo que a uno respecta, el mejor disco del año, qué digo del año, !de la década!, !del siglo!... y me quedo corto.
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