Muy poco antes de morir (con sólo 48 años), el pianista Hampton Hawes grabó esta serie de dúos con Charlie Haden, que fueron publicados por el efímero sello Artists House en 1978.
Hawes, un autodidacta de extraordinario talento, aporta dos magníficas composiciones y, tal y como relata Haden en las liner notes, quiso improvisar completamente otras dos piezas, algo inusual para muchos de los pianistas de su generacion.
Los dos músicos están soberbios y crean un ambiente muy especial en el estudio que se transmite al oyente a la perfección. Hawes en concreto parece mostrar aspectos inéditos de su pianismo, sonando afectado y relajado al mismo tiempo.
En la carpeta del disco, el pianista firma un texto fechado un mes antes de su repentina muerte en el que se despide así: "Charlie, you are beautiful, the pleasure was mine".
Que gran pérdida para el jazz.
sábado, 31 de octubre de 2009
viernes, 30 de octubre de 2009
Bill Frisell 858 Quartet - Ciclo 365 Jazz Bilbao (22 de octubre de 2009)
Hace unos días, en el asombroso auditorio de la Sociedad Filarmónica de Bilbao, pudimos disfrutar de un concierto muy especial del 858 Quartet de Bill Frisell.
Aquí, mi reseña publicada en Tomajazz.
Aquí, mi reseña publicada en Tomajazz.
jueves, 29 de octubre de 2009
Bill Carrothers & Marc Copland - No Choice (2006)
He estado pensando en un disco que tuviese algo especial para reescuchar y comentar hoy, y éste me ha parecido el más adecuado.
En 2006 lo califiqué como el mejor disco del año y aún hoy lo considero una obra maestra del jazz de los últimos años.
Lo tengo también como uno de mis dúos de piano predilectos, junto al maravilloso Our Delights de Tommy Flanagan y Hank Jones y el Together de James Williams y Emil Viklicky.
Dejo aquí la reseña que escribí en su momento para Tomajazz.
Éste es uno de esos discos que se pueden definir con una sola palabra: comunicación. Pocas veces he escuchado conversaciones tan lucidas, diálogos tan perfectos o interacción tan elocuente como la de estos dos pianistas.
Bill Carrothers y Marc Copland tienen en común unas cuantas cosas, como su afición por la deconstrucción, su evolución constante y su habilidad para manejarse en lenguajes muy complejos sin perder la compostura ni resultar pedantes.
Asímismo les une el haber publicado el pasado año dos de los mejores álbumes en trío de los últimos tiempos, ambos en la misma discográfica (Carrothers: I Love Paris; Copland: Some Love Songs, Pirouet, 2005). Además de recomendar encarecidamente estos dos títulos, puntualizaremos que otra similitud entre estos dos artistas es su continua relación con sellos europeos por varios motivos, entre los que se encuentra el lamentable desinterés que se muestra en su país por su música. Los dos han trabajado en varias ocasiones con la difunta discográfica Sketch, por lo que cuando surgió el sello Minium de las cenizas de aquella, lo hizo a través de ellos.
También hay que mencionar que los dos son músicos tremendamente personales, valientes y aventureros; Carrothers algo más osado y Copland algo más consciente, pero fascinantes los dos.
Aun así, un dúo de pianos es un contexto arriesgado por varias razones: las frecuencias se mezclan, las acentuaciones chocan, los fraseos se persiguen, los ritmos se apelotonan... Todo eso en el peor de los casos, que no es éste. Éste es el mejor.
Desde el primer tema, un “Lonely Woman” que evoca a Ornette con una calma tensa, vemos como dos universos musicales se vuelven uno con cuatro manos y sobre todo, cuatro oídos. Porque este disco va de dos músicos que antes de tocar se escuchan el uno al otro, convirtiendo cada pasaje, hasta el más improvisado, en un alarde de conversación, de asimilación y de creación común perfecta.
Copland y Carrothers, con sus diferentes lenguajes (que lo son), utilizan temas de Ornette, Ellington, Miles, Shorter y Monk para crear música completamente nueva. Eso que persiguen tantos músicos inútilmente, reinterpretar de forma original, se manifiesta en cada minuto de este CD con una naturalidad pasmosa, convirtiéndolo en uno de los discos de piano más impresionantes de los últimos años.
Un disco sin momentos álgidos porque todos ellos lo son, pero del que destacaré por manías personales un “You and the Night and the Music” titánico, un “Blue in Green” en dos partes escalofriantes, el “Lonely Woman” bicéfalo que abre y cierra el disco y una fantástica revisitación de la genial canción de Neil Young “The Needle and the Damage Done”.
Hay discos que se pueden definir con una sola palabra, pero también se pueden usar varias: conexión, fluidez, genialidad, obra maestra...
Yahvé M. de la Cavada, 2006
En 2006 lo califiqué como el mejor disco del año y aún hoy lo considero una obra maestra del jazz de los últimos años.
Lo tengo también como uno de mis dúos de piano predilectos, junto al maravilloso Our Delights de Tommy Flanagan y Hank Jones y el Together de James Williams y Emil Viklicky.
Dejo aquí la reseña que escribí en su momento para Tomajazz.
Éste es uno de esos discos que se pueden definir con una sola palabra: comunicación. Pocas veces he escuchado conversaciones tan lucidas, diálogos tan perfectos o interacción tan elocuente como la de estos dos pianistas.
Bill Carrothers y Marc Copland tienen en común unas cuantas cosas, como su afición por la deconstrucción, su evolución constante y su habilidad para manejarse en lenguajes muy complejos sin perder la compostura ni resultar pedantes.
Asímismo les une el haber publicado el pasado año dos de los mejores álbumes en trío de los últimos tiempos, ambos en la misma discográfica (Carrothers: I Love Paris; Copland: Some Love Songs, Pirouet, 2005). Además de recomendar encarecidamente estos dos títulos, puntualizaremos que otra similitud entre estos dos artistas es su continua relación con sellos europeos por varios motivos, entre los que se encuentra el lamentable desinterés que se muestra en su país por su música. Los dos han trabajado en varias ocasiones con la difunta discográfica Sketch, por lo que cuando surgió el sello Minium de las cenizas de aquella, lo hizo a través de ellos.
También hay que mencionar que los dos son músicos tremendamente personales, valientes y aventureros; Carrothers algo más osado y Copland algo más consciente, pero fascinantes los dos.
Aun así, un dúo de pianos es un contexto arriesgado por varias razones: las frecuencias se mezclan, las acentuaciones chocan, los fraseos se persiguen, los ritmos se apelotonan... Todo eso en el peor de los casos, que no es éste. Éste es el mejor.
Desde el primer tema, un “Lonely Woman” que evoca a Ornette con una calma tensa, vemos como dos universos musicales se vuelven uno con cuatro manos y sobre todo, cuatro oídos. Porque este disco va de dos músicos que antes de tocar se escuchan el uno al otro, convirtiendo cada pasaje, hasta el más improvisado, en un alarde de conversación, de asimilación y de creación común perfecta.
Copland y Carrothers, con sus diferentes lenguajes (que lo son), utilizan temas de Ornette, Ellington, Miles, Shorter y Monk para crear música completamente nueva. Eso que persiguen tantos músicos inútilmente, reinterpretar de forma original, se manifiesta en cada minuto de este CD con una naturalidad pasmosa, convirtiéndolo en uno de los discos de piano más impresionantes de los últimos años.
Un disco sin momentos álgidos porque todos ellos lo son, pero del que destacaré por manías personales un “You and the Night and the Music” titánico, un “Blue in Green” en dos partes escalofriantes, el “Lonely Woman” bicéfalo que abre y cierra el disco y una fantástica revisitación de la genial canción de Neil Young “The Needle and the Damage Done”.
Hay discos que se pueden definir con una sola palabra, pero también se pueden usar varias: conexión, fluidez, genialidad, obra maestra...
Yahvé M. de la Cavada, 2006
miércoles, 28 de octubre de 2009
Primer aniversario del blog: recapitulación, agradecimientos y alguna novedad
Hace exactamente un año que me metí en el embolado éste del blog. La recurrente frase "parecía una buena idea en aquel momento" es muy adecuada para un día como hoy.
Un Día Más, Un Disco Más, un nombre que nunca me convenció pero que describía a la perfección el contenido del blog, me ha supuesto mucho trabajo y también muchas alegrías.
Por un lado hay días que me resulta difícil actualizar, encontrar una escucha que tenga su epígrafe en este diario musical, ya sea por buena, mala o regular. Por otro, hay más discos que pudieron estar de los que finalmente están. Estoy deseando que desarrollen una tecnología que me permita escribir sobre un disco sin intermediarios físicos, del cerebro al blog en unos segundos. Todo llegará.
Tengo que dar las gracias a mucha gente por su apoyo a esta empresa a lo largo de este año. Principalmente a todos y cada uno de los que se han acercado a Un Día Más, Un Disco Más, sea queriendo o sin querer, hasta conformar las 33.584 visitas que marca el contador según escribo esto. Pero también, por muchos motivos, a amigos como Naiara Gago, Naiel Ibarrola, Fernando Ortiz de Urbina, Pachi Tapiz, Juan Antonio Rico, Asier Guerricaechevarria, Chema Garcia Martinez, Raúl Mao, Jonathan Hurtado, Pablo Mejías y Patricia Santiago, más algunos otros de los que, casi seguro, me estoy olvidando. Mil gracias a todos.
Poco a poco he intentado mejorar el servicio del blog. Desde hace meses he puesto un link a Spotify siempre que el disco reseñado estuviese disponible en esta aplicación. Como esto es menos habitual de lo que me gustaría, últimamente estoy subiendo a goear.com y adjuntando en cada post un tema de cada disco que no está en Spotify.
Aparte de éstas, hay algunas novedades para el segundo año del blog: por un lado, Naiel Ibarrola está diseñando un logo que será presentado en sociedad próximamente; por otro la sección de firmas invitadas empezará a tener más movimiento, con varios amigos que irán comentando el disco que les apetezca como les apetezca.
Una vez más, gracias a todos los que me leéis, a los que dejáis algún comentario, a los que enlazáis y comentáis este blog e incluso a los que pasáis por aquí por accidente, buscando descargas o portadas para meter al iPod. También a todos los que leéis los magníficos contenidos de Cuadernos de Jazz y Tomajazz, publicaciones en las que, a pesar de las tonterías que puedo llegar a escribir, siguen publicando mis textos.
Creo que eso es todo. Me voy a escuchar algo, a ver si mejora el día.
Un Día Más, Un Disco Más, un nombre que nunca me convenció pero que describía a la perfección el contenido del blog, me ha supuesto mucho trabajo y también muchas alegrías.
Por un lado hay días que me resulta difícil actualizar, encontrar una escucha que tenga su epígrafe en este diario musical, ya sea por buena, mala o regular. Por otro, hay más discos que pudieron estar de los que finalmente están. Estoy deseando que desarrollen una tecnología que me permita escribir sobre un disco sin intermediarios físicos, del cerebro al blog en unos segundos. Todo llegará.
Tengo que dar las gracias a mucha gente por su apoyo a esta empresa a lo largo de este año. Principalmente a todos y cada uno de los que se han acercado a Un Día Más, Un Disco Más, sea queriendo o sin querer, hasta conformar las 33.584 visitas que marca el contador según escribo esto. Pero también, por muchos motivos, a amigos como Naiara Gago, Naiel Ibarrola, Fernando Ortiz de Urbina, Pachi Tapiz, Juan Antonio Rico, Asier Guerricaechevarria, Chema Garcia Martinez, Raúl Mao, Jonathan Hurtado, Pablo Mejías y Patricia Santiago, más algunos otros de los que, casi seguro, me estoy olvidando. Mil gracias a todos.
Poco a poco he intentado mejorar el servicio del blog. Desde hace meses he puesto un link a Spotify siempre que el disco reseñado estuviese disponible en esta aplicación. Como esto es menos habitual de lo que me gustaría, últimamente estoy subiendo a goear.com y adjuntando en cada post un tema de cada disco que no está en Spotify.
Aparte de éstas, hay algunas novedades para el segundo año del blog: por un lado, Naiel Ibarrola está diseñando un logo que será presentado en sociedad próximamente; por otro la sección de firmas invitadas empezará a tener más movimiento, con varios amigos que irán comentando el disco que les apetezca como les apetezca.
Una vez más, gracias a todos los que me leéis, a los que dejáis algún comentario, a los que enlazáis y comentáis este blog e incluso a los que pasáis por aquí por accidente, buscando descargas o portadas para meter al iPod. También a todos los que leéis los magníficos contenidos de Cuadernos de Jazz y Tomajazz, publicaciones en las que, a pesar de las tonterías que puedo llegar a escribir, siguen publicando mis textos.
Creo que eso es todo. Me voy a escuchar algo, a ver si mejora el día.
martes, 27 de octubre de 2009
Earl Hines - Here Comes Earl "Fatha" Hines (1966)
Siempre que me preguntan por mi pianista favorito nombro a Earl Hines sin pensarlo un momento. Mi filia por el bueno de Fatha viene de hace años y cada vez que le reescucho me reafirmo en ella aún más.
Elvin Jones y Richard Davis han grabado juntos en numerosas ocasiones. Sin contar las sesiones lideradas por cualquiera de ellos, discos como Judgement! de Andrew Hill, In'N'Out de Joe Henderson, Stan Getz & Bill Evans, The Individualism Of Gil Evans, Rip, Rig and Panic de Roland Kirk, e incluso la sesión que Tete Montoliu grabó en directo para Impulse! -que nunca vio la luz- se han beneficiado del saber hacer rítmico de la pareja.
Todos esos discos son más conocidos que este Here Comes Earl "Fatha" Hines, una reunión entre generaciones jazzísticas muy diferentes que podría resultar antinatural, pero nada más lejos. En realidad es una especie de extensión del fantástico Once Upon A Time de Hines, grabado una semana antes.
La sesión es una delicia, con Davis y Jones amoldándose perfectamente a la arrolladora personalidad de Fatha, que está en una forma excelente. Lo de Elvin Jones con las escobillas no es normal, y aquí lo demuestra de sobra.
Estos siete cortes fueron reeditados por Red Baron en el doble CD Spontaneous Explorations y, recientemente, por LoneHillJazz bajo el nombre Classic Trio Sessions. La reedición japonesa es la más fiel al original, pero será cara y dificil de conseguir.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify; no está tal cual, pero he creado una lista de reproducción a partir de la reedición de LoneHillJazz.
Elvin Jones y Richard Davis han grabado juntos en numerosas ocasiones. Sin contar las sesiones lideradas por cualquiera de ellos, discos como Judgement! de Andrew Hill, In'N'Out de Joe Henderson, Stan Getz & Bill Evans, The Individualism Of Gil Evans, Rip, Rig and Panic de Roland Kirk, e incluso la sesión que Tete Montoliu grabó en directo para Impulse! -que nunca vio la luz- se han beneficiado del saber hacer rítmico de la pareja.
Todos esos discos son más conocidos que este Here Comes Earl "Fatha" Hines, una reunión entre generaciones jazzísticas muy diferentes que podría resultar antinatural, pero nada más lejos. En realidad es una especie de extensión del fantástico Once Upon A Time de Hines, grabado una semana antes.
La sesión es una delicia, con Davis y Jones amoldándose perfectamente a la arrolladora personalidad de Fatha, que está en una forma excelente. Lo de Elvin Jones con las escobillas no es normal, y aquí lo demuestra de sobra.
Estos siete cortes fueron reeditados por Red Baron en el doble CD Spontaneous Explorations y, recientemente, por LoneHillJazz bajo el nombre Classic Trio Sessions. La reedición japonesa es la más fiel al original, pero será cara y dificil de conseguir.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify; no está tal cual, pero he creado una lista de reproducción a partir de la reedición de LoneHillJazz.
Steve Adams - Surface Tension (2000; ed.2009)
Reconozco que esperaba más de este disco cuando llegó a mis manos, algo normal con tres músicos como estos. El resultado no es mediocre, ni mucho menos, pero tampoco espectacular.
Hay multitud de virtudes en Surface Tension, pero es música muy compleja, con todo lo que ello conlleva, bueno y malo.
Más abajo puedes leer mi reseña del disco publidada originalmente en la edición física de Cuadernos de Jazz.
Steve Adams habla maravillas de sus compañeros en las liner notes de este disco, y no le falta razón.
Habla también de esos chispazos que vuelven genial una sesión razonablemente improvisada y de esa química especial que hace que un grupo toque algo mágico. Lamentablemente, en este caso estamos ante música más competente que especial.
La grabación tuvo lugar hace casi 10 años, antes incluso que la que produjo el dúo de Adams y Filiano editado por Clean Feed en 2006, y pretende alcanzar el equilibrio entre composición y espontaneidad.
El problema es que Adams quiere tocar demasiadas cosas, utilizar demasiados lenguajes, transitar demasiados terrenos. El resultado es un disco con algunas piezas excelentes y otras dolorosamente rutinarias. Ya sabemos lo que Adams puede tocar; Amendola sigue siendo sólido y creativo y Filiano vuelve a destacar por encima de todos. Pero este grupo puede hacerlo mucho mejor.
Yahve M. de la Cavada
Hay multitud de virtudes en Surface Tension, pero es música muy compleja, con todo lo que ello conlleva, bueno y malo.
Más abajo puedes leer mi reseña del disco publidada originalmente en la edición física de Cuadernos de Jazz.
Steve Adams habla maravillas de sus compañeros en las liner notes de este disco, y no le falta razón.
Habla también de esos chispazos que vuelven genial una sesión razonablemente improvisada y de esa química especial que hace que un grupo toque algo mágico. Lamentablemente, en este caso estamos ante música más competente que especial.
La grabación tuvo lugar hace casi 10 años, antes incluso que la que produjo el dúo de Adams y Filiano editado por Clean Feed en 2006, y pretende alcanzar el equilibrio entre composición y espontaneidad.
El problema es que Adams quiere tocar demasiadas cosas, utilizar demasiados lenguajes, transitar demasiados terrenos. El resultado es un disco con algunas piezas excelentes y otras dolorosamente rutinarias. Ya sabemos lo que Adams puede tocar; Amendola sigue siendo sólido y creativo y Filiano vuelve a destacar por encima de todos. Pero este grupo puede hacerlo mucho mejor.
Yahve M. de la Cavada
lunes, 26 de octubre de 2009
Dinosaur Jr. - Farm (2009)
Hay días en los que uno, entrando al metro por la mañana, pulsa el aleatorio en el reproductor y suena el disco más adecuado. Hoy me ha pasado exáctamente eso.
Después de desayunar con The Gap Sealer de Jimmy Heath, nada mejor para enfrentarse a la calle que lo nuevo de J Mascis y sus Dinosaur Jr.
El característico sonido del grupo se compone de una extraña mezcla de Neil Young, Sonic Youth y los Replacements, destacando por encima del conjunto la carismática figura de Mascis.
Buenas melodías y guitarras arrolladoras; Farm no aporta nada nuevo a la discografía de la banda, pero suena genial.
Por cierto, si se presenta la ocasión de verles en directo, no la dejéis escapar.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify. Si no, creo que hay temas colgados en su myspace.
Después de desayunar con The Gap Sealer de Jimmy Heath, nada mejor para enfrentarse a la calle que lo nuevo de J Mascis y sus Dinosaur Jr.
El característico sonido del grupo se compone de una extraña mezcla de Neil Young, Sonic Youth y los Replacements, destacando por encima del conjunto la carismática figura de Mascis.
Buenas melodías y guitarras arrolladoras; Farm no aporta nada nuevo a la discografía de la banda, pero suena genial.
Por cierto, si se presenta la ocasión de verles en directo, no la dejéis escapar.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify. Si no, creo que hay temas colgados en su myspace.
domingo, 25 de octubre de 2009
Ron Carter - All Blues (1973)
Este es un disco raro, por muchos motivos. Principalmente porque, a pesar de ser uno de los mejores discos que grabó Ron Carter en los 70, ha sido reeditado en muy pocas ocasiones y de mala manera.
Los músicos que le acompañan son realmente impresionantes: Joe Henderson, Roland Hanna (uno de los grandes pianistas de su generación) y Billy Cobham (Richard Tee toca el rhodes en un solo tema). No hay cuerdas, orquestas y las constantes estéticas del sello CTI no marcan el carácter de la grabación.
Lo curioso es que ni Henderson ni Cobham suenan como es habitual en ellos, como si de alguna forma esta sesión con Carter hubiese hecho aflorar nuevos matices en sus sonidos. El blues se percibe en muchos momentos, sin llegar a ser evidente en la mayor parte de ellos.
El repertorio está compuesto por cuatro originales, un precioso "Will Your Still Be Mine" tocado en solitario por Carter, y la primera versión de Miles Davis grabada por el contrabajista como líder: un "All Blues" en el que Henderson ofrece un solo antológico.
Un disco agradable e interesante que merece la pena recuperar.
Los músicos que le acompañan son realmente impresionantes: Joe Henderson, Roland Hanna (uno de los grandes pianistas de su generación) y Billy Cobham (Richard Tee toca el rhodes en un solo tema). No hay cuerdas, orquestas y las constantes estéticas del sello CTI no marcan el carácter de la grabación.
Lo curioso es que ni Henderson ni Cobham suenan como es habitual en ellos, como si de alguna forma esta sesión con Carter hubiese hecho aflorar nuevos matices en sus sonidos. El blues se percibe en muchos momentos, sin llegar a ser evidente en la mayor parte de ellos.
El repertorio está compuesto por cuatro originales, un precioso "Will Your Still Be Mine" tocado en solitario por Carter, y la primera versión de Miles Davis grabada por el contrabajista como líder: un "All Blues" en el que Henderson ofrece un solo antológico.
Un disco agradable e interesante que merece la pena recuperar.
viernes, 23 de octubre de 2009
Young Fresh Fellows + Deadstring Brothers - Kafe Antzokia (16-oct-2009)
Tras ocho años de silencio, la mítica banda de Seattle Young Fresh Fellows regresan con nuevo álbum, I Think This Is, y una estupenda gira por nuestro país que comenzó el pasado viernes en el Kafe Antzokia bilbaíno.
Abrían el show los intensos Hall Monitors, un grupo muy prometedor (también de Seattle) de directo aplastante y Deadstring Brothers, una banda con bastantes seguidores en la capital vizcaína que se unió a los Monitors y los Fellows en éste concierto, completando un flamante programa triple.
Los de Detroit se mantuvieron casi toda su actuación en el ámbito del rock sureño tradicional, un lenguaje en el que destacaba el joven guitarrista Spencer Cullum. El público reaccionó muy bien aunque me quedé con la sensación de que la voz de Kurt Marschke no acababa de cuadrar con la música.
Los Young Fresh Fellows salieron al escenario despreocupados, con una extravagante (y sobria al mismo tiempo) puesta en escena que auguraba un concierto divertido. Lo fue, sin duda, pero desde el primer acorde nos encontramos también ante una banda de primera, compacta, potente y por encima de todo, auténtica.
En un principio podría parecer que personalidades tan carismáticas como las de Scott McCaughey, Tad Hutchison y el guitarrista Kurt Bloch podrían chocar en el escenario, pero afortunadamente no ocurre nada de eso. Bloch, ex-guitarrista de los Fastbacks y miembro de los Fellows desde 1988, es un tipo eléctrico e hiperactivo que combina una buena técnica con carácter y fuerza. Lo mismo ocurre con Hutchinson, un batería potente y dinámico que aporta un color inconfundible al sonido de la banda, y con el elástico bajo de Jim Sangster.
McCaughey ha estado muy ocupado en los últimos años, tanto con The Minus Five como ejerciendo de quinto miembro de R.E.M., para quienes arregla, graba y actúa regularmente. Aún así, la química de los Fellows no se ha resentido y siguen manteniéndose como una de las grandes bandas ocultas de las últimas décadas.
El concierto de Bilbao se centró en el repertorio de su último disco (que en su edición europea luce portada, tracklist y título diferente: I Don’t Think This Is), incluyendo el fantástico “Gotta Get Away” de los Stones y temazos como “Suck Machine Crater”, “Go Blue Angels Go”, “Shake Your Magazines”.
Algunos temas clásicos de la banda, un improvisado y minúsculo blues dedicado a la pasión de McCaughey por el pacharán y un largo y reconfortante bis cerraron un concierto en el que vimos algo que tenía punk, rock, pop y mucho sentido del humor, sin adscribirse a un estilo concreto. Simplemente, los Young Fresh Fellows.
En su myspace encontramos como foto de perfil un mapa de la península ibérica y junto a él la frase de inicio reza: “Viva España! LLYFF!!!”.
Parece que McCaughey y los suyos están encantados con el público de nuestro país; esperemos que eso les haga volver pronto.
Nota: El disco es excelente. Produce Robyn Hitchcok, colabora Peter Buck y suena como un tiro. No está en spotify, pero hay temas colgados en su myspace.
Abrían el show los intensos Hall Monitors, un grupo muy prometedor (también de Seattle) de directo aplastante y Deadstring Brothers, una banda con bastantes seguidores en la capital vizcaína que se unió a los Monitors y los Fellows en éste concierto, completando un flamante programa triple.
Los de Detroit se mantuvieron casi toda su actuación en el ámbito del rock sureño tradicional, un lenguaje en el que destacaba el joven guitarrista Spencer Cullum. El público reaccionó muy bien aunque me quedé con la sensación de que la voz de Kurt Marschke no acababa de cuadrar con la música.
Los Young Fresh Fellows salieron al escenario despreocupados, con una extravagante (y sobria al mismo tiempo) puesta en escena que auguraba un concierto divertido. Lo fue, sin duda, pero desde el primer acorde nos encontramos también ante una banda de primera, compacta, potente y por encima de todo, auténtica.
En un principio podría parecer que personalidades tan carismáticas como las de Scott McCaughey, Tad Hutchison y el guitarrista Kurt Bloch podrían chocar en el escenario, pero afortunadamente no ocurre nada de eso. Bloch, ex-guitarrista de los Fastbacks y miembro de los Fellows desde 1988, es un tipo eléctrico e hiperactivo que combina una buena técnica con carácter y fuerza. Lo mismo ocurre con Hutchinson, un batería potente y dinámico que aporta un color inconfundible al sonido de la banda, y con el elástico bajo de Jim Sangster.
McCaughey ha estado muy ocupado en los últimos años, tanto con The Minus Five como ejerciendo de quinto miembro de R.E.M., para quienes arregla, graba y actúa regularmente. Aún así, la química de los Fellows no se ha resentido y siguen manteniéndose como una de las grandes bandas ocultas de las últimas décadas.
El concierto de Bilbao se centró en el repertorio de su último disco (que en su edición europea luce portada, tracklist y título diferente: I Don’t Think This Is), incluyendo el fantástico “Gotta Get Away” de los Stones y temazos como “Suck Machine Crater”, “Go Blue Angels Go”, “Shake Your Magazines”.
Algunos temas clásicos de la banda, un improvisado y minúsculo blues dedicado a la pasión de McCaughey por el pacharán y un largo y reconfortante bis cerraron un concierto en el que vimos algo que tenía punk, rock, pop y mucho sentido del humor, sin adscribirse a un estilo concreto. Simplemente, los Young Fresh Fellows.
En su myspace encontramos como foto de perfil un mapa de la península ibérica y junto a él la frase de inicio reza: “Viva España! LLYFF!!!”.
Parece que McCaughey y los suyos están encantados con el público de nuestro país; esperemos que eso les haga volver pronto.
Nota: El disco es excelente. Produce Robyn Hitchcok, colabora Peter Buck y suena como un tiro. No está en spotify, pero hay temas colgados en su myspace.
jueves, 22 de octubre de 2009
Bill Frisell - Have A Little Faith (1993)
Esta noche actuaba Bill Frisell en Bilbao, una gran excusa para reescuchar uno de los mejores discos del guitarrista: Have A Little Faith.
Aunque sólo fuese por la emocionante versión de la canción de John Hiatt que da nombre al álbum, éste merecería la pena. El resto está realmente bien, por cierto.
El disco completo está en Spotify, pero dejo aquí el tema de marras, que es lo que hoy he escuchado de forma compulsiva. Qué preciosidad...
Y aquí la versión original de John Hiatt. No hay palabras.
Aunque sólo fuese por la emocionante versión de la canción de John Hiatt que da nombre al álbum, éste merecería la pena. El resto está realmente bien, por cierto.
El disco completo está en Spotify, pero dejo aquí el tema de marras, que es lo que hoy he escuchado de forma compulsiva. Qué preciosidad...
Y aquí la versión original de John Hiatt. No hay palabras.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Michiel Braam - Non-Functionals! (2009)
Michiel Braam es uno de los grandes del piano europeo. No recuerdo un solo disco suyo que me haya parecido malo y aunque éste último no sea el más destacable, tiene momentos magníficos.
Pinchando aquí o en la portada puedes leer mi reseña de Non-Functionals! publicada en Cuadernos de Jazz.
Nota: En el myspace del Wurli Trio puedes escuchar algunos temas del disco.
Pinchando aquí o en la portada puedes leer mi reseña de Non-Functionals! publicada en Cuadernos de Jazz.
Nota: En el myspace del Wurli Trio puedes escuchar algunos temas del disco.
martes, 20 de octubre de 2009
Yusef Lateef - Into Something (1961)
Estaba ayer escuchando este disco sin la caja delante y no hacía más que preguntarme quién demonios era el batería.
No es que Lateef no estuviera soberbio, que lo estaba, o que Barry Harris no tuviese momentos, que los tenía. Pero entre que parte del disco es en trío (sin piano) y que el batería resultó ser Elvin Jones, es natural quedar absorto ante su despliegue rítmico.
El disco es de lo mejor de Lateef, por cierto, y merece mucho la pena. El punto que le da el oboe al primer tema del disco es fantástico. El resto, también.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify.
No es que Lateef no estuviera soberbio, que lo estaba, o que Barry Harris no tuviese momentos, que los tenía. Pero entre que parte del disco es en trío (sin piano) y que el batería resultó ser Elvin Jones, es natural quedar absorto ante su despliegue rítmico.
El disco es de lo mejor de Lateef, por cierto, y merece mucho la pena. El punto que le da el oboe al primer tema del disco es fantástico. El resto, también.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify.
lunes, 19 de octubre de 2009
J.J. Johnson - Live At Cafe Bohemia 1957
Hace años y durante unos cuantos meses, desarrollé una sana obsesión por el saxofonista y flautista belga Bobby Jaspar. Y no es para menos, ya que Jaspar es uno de los grandes jazzmen europeos de todos los tiempos.
A mediados de los 50, J.J. Johnson rompió su asociación con Kai Winding y formó un quinteto de primera con Jaspar, Tommy Flanagan, Wilbur Little y Elvin Jones (Hank Jones y Percy Heath grabaron en lugar de Flanagan y Little algunos temas del primer disco del quinteto, J Is For Jazz).
Este disco, publicado originalemente por Fresh Sound, sale de un broadcast grabado en el Cafe Bohemia en febrero de 1957. El grupo está engrasado, todos están estupendos y la grabación es lo suficientemente buena como para disfrutar de cada detalle.
Las armonías de los vientos en algunas exposiciones de temas son maravillosas y evidentemente hay solos estupendos, pero mi obsesión por Jaspar me lleva a destacar sus contribuciones, especialmente su delicioso solo con flauta en su original "In A Little Provincial Town".
La edición original está fuera de catálogo, pero el disco se encuentra incluído en el doble CD J.J. Johnson Quintet Featuring Bobby Jaspar - Complete Recordings (Fresh Sound, 2009), junto a todas las grabaciones de estudio realizadas por el quinteto.
Jaspar murió en 1963 con sólo 37 años. Otra lamentable y prematura pérdida para el mundo del jazz.
A mediados de los 50, J.J. Johnson rompió su asociación con Kai Winding y formó un quinteto de primera con Jaspar, Tommy Flanagan, Wilbur Little y Elvin Jones (Hank Jones y Percy Heath grabaron en lugar de Flanagan y Little algunos temas del primer disco del quinteto, J Is For Jazz).
Este disco, publicado originalemente por Fresh Sound, sale de un broadcast grabado en el Cafe Bohemia en febrero de 1957. El grupo está engrasado, todos están estupendos y la grabación es lo suficientemente buena como para disfrutar de cada detalle.
Las armonías de los vientos en algunas exposiciones de temas son maravillosas y evidentemente hay solos estupendos, pero mi obsesión por Jaspar me lleva a destacar sus contribuciones, especialmente su delicioso solo con flauta en su original "In A Little Provincial Town".
La edición original está fuera de catálogo, pero el disco se encuentra incluído en el doble CD J.J. Johnson Quintet Featuring Bobby Jaspar - Complete Recordings (Fresh Sound, 2009), junto a todas las grabaciones de estudio realizadas por el quinteto.
Jaspar murió en 1963 con sólo 37 años. Otra lamentable y prematura pérdida para el mundo del jazz.
domingo, 18 de octubre de 2009
Stan Getz - Birdland Sessions 1952
Ayer escuché un pequeño fragmento de A Todo Jazz en Radio 3, en el que Cifu homenajeaba al recientemente fallecido Mike Baillie, amigo del locutor y divulgador jazzístico. Baillie es autor de multitud de textos y liner notes, y su firma aparece en centenares de discos.
La cuestión es que, en los pocos minutos que pude oír el programa, Cifu pinchó un disco -cuyas liner notes eran obra de Baillie, evidentemente- que un servidor llevaba sin escuchar más de diez año. Al llegar a casa lo desenterré de mi discoteca y lo disfruté de principio a fin.
Se trata de una recopilación de brodcasts grabados en Birdland en la primavera y verano de 1952, con el quinteto de Stan Getz como protagonista.
Getz estaba en uno de sus mejores momentos y escucharle en directo es toda una experiencia. El saxofonista se deja llevar y se muestra pletórico y exhuberante, dejando claro por qué era uno de los mejores tenores del momento.
Y no sólo él, el gran Jimmy Raney -pieza clave del quinteto de Getz- está extraordinario, como Horace Silver y Charles Mingus en los tres cortes que aparecen y, en menor medida, el ex-pianista de Bird, Duke Jordan.
Acostumbrados como estamos a escuchar lo que se producía en los estudios de grabación, merece la pena comprobar lo que pasaba en los clubes, el verdadero campo de batalla de los músicos.
El sonido es el que es pero, ¿a quién le importa?. La música es de primera.
La cuestión es que, en los pocos minutos que pude oír el programa, Cifu pinchó un disco -cuyas liner notes eran obra de Baillie, evidentemente- que un servidor llevaba sin escuchar más de diez año. Al llegar a casa lo desenterré de mi discoteca y lo disfruté de principio a fin.
Se trata de una recopilación de brodcasts grabados en Birdland en la primavera y verano de 1952, con el quinteto de Stan Getz como protagonista.
Getz estaba en uno de sus mejores momentos y escucharle en directo es toda una experiencia. El saxofonista se deja llevar y se muestra pletórico y exhuberante, dejando claro por qué era uno de los mejores tenores del momento.
Y no sólo él, el gran Jimmy Raney -pieza clave del quinteto de Getz- está extraordinario, como Horace Silver y Charles Mingus en los tres cortes que aparecen y, en menor medida, el ex-pianista de Bird, Duke Jordan.
Acostumbrados como estamos a escuchar lo que se producía en los estudios de grabación, merece la pena comprobar lo que pasaba en los clubes, el verdadero campo de batalla de los músicos.
El sonido es el que es pero, ¿a quién le importa?. La música es de primera.
viernes, 16 de octubre de 2009
Robert Barry and Fred Anderson - Duets 2001 (1999)
Dos veteranos de la escena underground de Chicago se unieron hace diez años para grabar un disco delicioso.
Robert Barry es más conocido por ser durante décadas el batería de Sun Ra y Fred Anderson, miembro fundador de la AACM, ha sido uno de los secretos mejor guardados de la ciudad desde finales de los 60.
Este mano a mano es un dechado de experiencia y comunicación entre dos maestros. La ausencia de contrabajo da una refrescate liberdad armónica a Anderson y, al mismo tiempo, otorga mayor protagonismo e importancia a la batería de Barry.
Cuando grabaron en directo este disco, Barry tenía 67 años y Anderson 70. Hoy, ambos siguen en activo y el saxofonista vive uno de sus mejores momentos discográficos.
Robert Barry es más conocido por ser durante décadas el batería de Sun Ra y Fred Anderson, miembro fundador de la AACM, ha sido uno de los secretos mejor guardados de la ciudad desde finales de los 60.
Este mano a mano es un dechado de experiencia y comunicación entre dos maestros. La ausencia de contrabajo da una refrescate liberdad armónica a Anderson y, al mismo tiempo, otorga mayor protagonismo e importancia a la batería de Barry.
Cuando grabaron en directo este disco, Barry tenía 67 años y Anderson 70. Hoy, ambos siguen en activo y el saxofonista vive uno de sus mejores momentos discográficos.
jueves, 15 de octubre de 2009
Gorka Benítez Trío - Bilbaína Jazz Club (Bilbao, 8-oct-09)
Como cada jueves, hay concierto en Bilbaína Jazz Club, así que aprovecho para dejar aquí el enlace a mi reseña de la fabulosa actuación de Gorka Benítez el jueves pasado.
La reseña fue publicada hace unos días en Tomajazz.
Fotografía: Rafabilly, 2009
La reseña fue publicada hace unos días en Tomajazz.
Fotografía: Rafabilly, 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
Elvin Jones - New Agenda (1975)
En 1975, con su contrato con Blue Note finiquitado, Elvin Jones comenzó a grabar una serie de álbumes para Vanguard. New Agenda fue el primero de ellos y muestra a un Jones pletórico y optimista, tal y como aparece fotografiado en la entrañable portada del disco.
Para esta grabación el batería contó con su magnífico grupo –Steve Grossman a los saxos, Roland Prince a la guitarra y Dave Williams al contrabajo– y un montón de invitados de lujo. Ni más ni menos que Joe Farrell, Frank Foster o Azar Lawrence entrelazan sus saxos y alguna flauta ocasional con Grossman, invocando un coltrainismo bien entendido.
Coltrane siempre ha estado muy presente en la música de Jones y en New Agenda su espíritu se manifiesta con fuerza de mano de los saxofonistas y de un repertorio inspirador. La pieza más evidente en este sentido es un precioso "Naima" interpretado a dos saxos por Grossman y Foster.
La presencia de la percusión –con el maestro Candido en dos temas–, lejos de robar protagonismo o hacerse un lío con la batería de Jones, aporta un color muy natural al conjunto, al igual que los pianos electricos de Kenny Barron y Gene Perla (una curiosidad: Perla fue durante años un habitual de los grupos de Jones... ¡Pero al bajo, su instrumento principal!).
En definitiva, el disco suena como un tiro, tanto por la música que contiene como porque el ingeniero de grabación es el gran David Baker, y se nota.
New Agenda es un gran ejemplo de jazz de primera que, aunque está profundamente imbuído en los años 70, mantiene fresca toda su esencia 35 años después.
Para esta grabación el batería contó con su magnífico grupo –Steve Grossman a los saxos, Roland Prince a la guitarra y Dave Williams al contrabajo– y un montón de invitados de lujo. Ni más ni menos que Joe Farrell, Frank Foster o Azar Lawrence entrelazan sus saxos y alguna flauta ocasional con Grossman, invocando un coltrainismo bien entendido.
Coltrane siempre ha estado muy presente en la música de Jones y en New Agenda su espíritu se manifiesta con fuerza de mano de los saxofonistas y de un repertorio inspirador. La pieza más evidente en este sentido es un precioso "Naima" interpretado a dos saxos por Grossman y Foster.
La presencia de la percusión –con el maestro Candido en dos temas–, lejos de robar protagonismo o hacerse un lío con la batería de Jones, aporta un color muy natural al conjunto, al igual que los pianos electricos de Kenny Barron y Gene Perla (una curiosidad: Perla fue durante años un habitual de los grupos de Jones... ¡Pero al bajo, su instrumento principal!).
En definitiva, el disco suena como un tiro, tanto por la música que contiene como porque el ingeniero de grabación es el gran David Baker, y se nota.
New Agenda es un gran ejemplo de jazz de primera que, aunque está profundamente imbuído en los años 70, mantiene fresca toda su esencia 35 años después.
Etiquetas:
Azar Lawrence,
Dave Williams,
Elvin Jones,
Frank Foster,
Gene Perla,
jazz,
Joe Farrell,
Kenny Barron,
Roland Prince,
Steve Grossman
martes, 13 de octubre de 2009
Mark Eitzel + Franz Nicolay - Kafe Antzokia (Bilbao, 9-oct-09)
El pasado viernes, con un Bilbao diezmado por el puente, un selecto grupo de afortunados nos acercamos al Kafe Antzokia a ver a Mark Eitzel, el polifacético líder de American Music Club.
Abría el show Franz Nicolay, teclista de The Hold Steady, miembro de The World/Inferno Friendship Society, del colectivo Anti-Social Music y de unas cuantas aventuras más. Con esas credenciales es normal esperar una actuación diferente y, efectivamente, Nicolay fue toda una revelación.
La cabecera de su web reza "punk - rock - cabaret - new music" y de todo ello hubo algo en su concierto. Acompañándose únicamente del acordeón, la guitarra acústica o el banjo, Nicolay desgranó un montón de canciones con personalidad, carisma y originalidad.
Al final de la actuación, el multiinstrumentista afirmó estar seguro de ser el único presente en la sala con un tatuaje de Jimmy Durante en el brazo, demostrando así su pasión por aquel gran entertainer norteamericano justo antes de tocar una preciosa versión de su "Hi Lili Hi Lo". Un gran tipo este Nicolay.
Mark Eitzel subió al escenario poco después, desgarbado, nervioso y acompañado únicamente del pianista Marc Capelle. Lo bueno, y en ocasiones lo malo, de un músico como Eitzel es que uno nunca sabe por donde va a salir, o desde qué perspectiva va a enfocar su actuación.
En esta ocasión Eitzel se presentó como un crooner de lo más particular mediante una emocionante versión de “I Left My Heart In San Francisco”. Si bien la orientación de la música era nocturna y melancólica, la actitud y expresión corporal del cantante eran las de un animal enjaulado en el escenario, incapaz de permanecer quieto y mostrándose realmente afectado por cada frase que cantaba.
Eitzel es tremendamente carismático, sin duda, pero desde que se le cayó el vaso de vino en el segundo tema hubo momentos en los que sus nervios y/o incomodidad se hicieron demasiado evidentes. A pesar de ello, cada nueva canción se volvía un prodigio de expresividad en la superdotada voz del norteamericano. Capelle lleva unos cuantos años trabajando con Eitzel y, aunque su labor era la de mero acompañante, supo seguir cada inflexión, cada nota sostenida y alargada por el cantante para conseguir que todo fluyese con naturalidad.
El recital fue corto, probablemente por el manifiesto descontento de Eitzel, fuese este provocado por el vino desperdigado por el escenario, porque olvidó alguna que otra letra –llegando a parar un tema a mitad de la primera estrofa– o porque el aforo no estaba tan lleno como él esperaba, tanto da. Su actitud neurótica no empañó el hecho de que es un cantante de talento extraordinario.
Un apoteósico “Me And Mrs Jones” –número uno de Billy Paul en 1972, popularizado recientemente por Michael Bublé– puso fin a una actuación memorable de la que Eitzel desapareció sin despedirse, con las últimas notas de piano aún coleando.
Poco después de empezar el concierto, ante una sonora ovación por parte del fascinado público, Eitzel había dicho “me odiaréis para cuando termine”. Por mucho que lo intentó no lo consiguió.
Yahvé M. de la Cavada, 2009
Abría el show Franz Nicolay, teclista de The Hold Steady, miembro de The World/Inferno Friendship Society, del colectivo Anti-Social Music y de unas cuantas aventuras más. Con esas credenciales es normal esperar una actuación diferente y, efectivamente, Nicolay fue toda una revelación.
La cabecera de su web reza "punk - rock - cabaret - new music" y de todo ello hubo algo en su concierto. Acompañándose únicamente del acordeón, la guitarra acústica o el banjo, Nicolay desgranó un montón de canciones con personalidad, carisma y originalidad.
Al final de la actuación, el multiinstrumentista afirmó estar seguro de ser el único presente en la sala con un tatuaje de Jimmy Durante en el brazo, demostrando así su pasión por aquel gran entertainer norteamericano justo antes de tocar una preciosa versión de su "Hi Lili Hi Lo". Un gran tipo este Nicolay.
Mark Eitzel subió al escenario poco después, desgarbado, nervioso y acompañado únicamente del pianista Marc Capelle. Lo bueno, y en ocasiones lo malo, de un músico como Eitzel es que uno nunca sabe por donde va a salir, o desde qué perspectiva va a enfocar su actuación.
En esta ocasión Eitzel se presentó como un crooner de lo más particular mediante una emocionante versión de “I Left My Heart In San Francisco”. Si bien la orientación de la música era nocturna y melancólica, la actitud y expresión corporal del cantante eran las de un animal enjaulado en el escenario, incapaz de permanecer quieto y mostrándose realmente afectado por cada frase que cantaba.
Eitzel es tremendamente carismático, sin duda, pero desde que se le cayó el vaso de vino en el segundo tema hubo momentos en los que sus nervios y/o incomodidad se hicieron demasiado evidentes. A pesar de ello, cada nueva canción se volvía un prodigio de expresividad en la superdotada voz del norteamericano. Capelle lleva unos cuantos años trabajando con Eitzel y, aunque su labor era la de mero acompañante, supo seguir cada inflexión, cada nota sostenida y alargada por el cantante para conseguir que todo fluyese con naturalidad.
El recital fue corto, probablemente por el manifiesto descontento de Eitzel, fuese este provocado por el vino desperdigado por el escenario, porque olvidó alguna que otra letra –llegando a parar un tema a mitad de la primera estrofa– o porque el aforo no estaba tan lleno como él esperaba, tanto da. Su actitud neurótica no empañó el hecho de que es un cantante de talento extraordinario.
Un apoteósico “Me And Mrs Jones” –número uno de Billy Paul en 1972, popularizado recientemente por Michael Bublé– puso fin a una actuación memorable de la que Eitzel desapareció sin despedirse, con las últimas notas de piano aún coleando.
Poco después de empezar el concierto, ante una sonora ovación por parte del fascinado público, Eitzel había dicho “me odiaréis para cuando termine”. Por mucho que lo intentó no lo consiguió.
Yahvé M. de la Cavada, 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
Kirk Knuffke - Big Wig (2007) - Español/English
Extraído de mi reseña para Tomajazz:
"Knuffke hace gala de una habilidad mayúscula, tanto en la trompeta como con la pluma, y se deja infectar por sus profesores e influencias con naturalidad y coherencia, sin ningún deje de copycat, tan habitual en debuts discográficos. Ornette Coleman, Butch Morris y en menor medida Ron Miles han dejado su impronta en Knuffke y su música; consciente o inconscientemente, tiene brochazos estilísticos de todos ellos."
"No podemos afirmar estar ante una obra capital, pero sí ante una solvente y ambiciosa exposición de ideas que tienen mas de tradición que de vanguardia, y que poseen la suficiente personalidad para competir por la atención de cualquier aficionado."
La reseña original completa pinchando aquí o en la portada. Adjunto, por petición popular, una versión traducida al inglés.
Translation by Naiara Gago
Although Kirk Knuffke is not a beginner, Big Wig is decidedly a debut. His references, the music aspects important to him and a big sense of companionship set the beat all along the recording. But there are debuts and debuts, ant this is a first-rate one.
Not without a little daring, the front line of this quartet is nowhere near as typical; with two metals carrying all the melodic weight, the circumstances become more unfriendly than usually and technical difficulties ask for an outstanding skill for the instrumentalists. Luckily enough, Knuffke and Brian Drye are absolutely capable and they get the band to sound tremendously compact.
Knuffke shows a superb ability, either on trumpet or on his writing, and he allows his teachers and influences to sink in him in a natural and coherent way, without any copycat gestures so usual in discographic debuts. Ornette Coleman, Butch Morris and, to a lesser extent, Ron Miles have left their mark on Knuffke and his music; conscious or unconsciously, he has stylistic brush strokes of all of them. As instrumentalist, the one who has left a bigger mark in him is Dave Douglas, whose thick and round sound can be glimpsed in some of the trumpet player’s interventions.
However, the greatest value of Big Wig is that it is not, by any means, a CD of prominences, but of total community. Although there is, of course, some soloing, most of it turns out to be nicely invaded by enlightening lines that support the original phrase. Radding and Davis’ solid rhythmic skills allow Knuffke and Drye to feel free and confident to interweave one improvisation after another in a music that, in addition to this, is terribly composition-oriented. We can not say that we are in front of a masterpiece, but in front of an ambitious and competent exhibition of ideas that posses more tradition than vanguard and which is personal enough to compete for the attention of any enthusiast.
In Big Wig, more than design, there is construction; more than opposition, there is support and, above all, more than talking, there is conversation, and everything said in it is interesting.
Yahvé M. de la Cavada, 2008
"Knuffke hace gala de una habilidad mayúscula, tanto en la trompeta como con la pluma, y se deja infectar por sus profesores e influencias con naturalidad y coherencia, sin ningún deje de copycat, tan habitual en debuts discográficos. Ornette Coleman, Butch Morris y en menor medida Ron Miles han dejado su impronta en Knuffke y su música; consciente o inconscientemente, tiene brochazos estilísticos de todos ellos."
"No podemos afirmar estar ante una obra capital, pero sí ante una solvente y ambiciosa exposición de ideas que tienen mas de tradición que de vanguardia, y que poseen la suficiente personalidad para competir por la atención de cualquier aficionado."
La reseña original completa pinchando aquí o en la portada. Adjunto, por petición popular, una versión traducida al inglés.
Translation by Naiara Gago
Although Kirk Knuffke is not a beginner, Big Wig is decidedly a debut. His references, the music aspects important to him and a big sense of companionship set the beat all along the recording. But there are debuts and debuts, ant this is a first-rate one.
Not without a little daring, the front line of this quartet is nowhere near as typical; with two metals carrying all the melodic weight, the circumstances become more unfriendly than usually and technical difficulties ask for an outstanding skill for the instrumentalists. Luckily enough, Knuffke and Brian Drye are absolutely capable and they get the band to sound tremendously compact.
Knuffke shows a superb ability, either on trumpet or on his writing, and he allows his teachers and influences to sink in him in a natural and coherent way, without any copycat gestures so usual in discographic debuts. Ornette Coleman, Butch Morris and, to a lesser extent, Ron Miles have left their mark on Knuffke and his music; conscious or unconsciously, he has stylistic brush strokes of all of them. As instrumentalist, the one who has left a bigger mark in him is Dave Douglas, whose thick and round sound can be glimpsed in some of the trumpet player’s interventions.
However, the greatest value of Big Wig is that it is not, by any means, a CD of prominences, but of total community. Although there is, of course, some soloing, most of it turns out to be nicely invaded by enlightening lines that support the original phrase. Radding and Davis’ solid rhythmic skills allow Knuffke and Drye to feel free and confident to interweave one improvisation after another in a music that, in addition to this, is terribly composition-oriented. We can not say that we are in front of a masterpiece, but in front of an ambitious and competent exhibition of ideas that posses more tradition than vanguard and which is personal enough to compete for the attention of any enthusiast.
In Big Wig, more than design, there is construction; more than opposition, there is support and, above all, more than talking, there is conversation, and everything said in it is interesting.
Yahvé M. de la Cavada, 2008
sábado, 10 de octubre de 2009
Dexter Gordon - Cry Me A River (1962)
Primer volumen de Dexter In Radioland, serie del sello SteepleChase dedicada a recopilar broadcasts de Dexter Gordon grabados durante los 60 en el club Montmartre de Copenhague.
Un disco menor, pero Dexter es mucho Dexter y siempre tiene algo interesante que decir. Comparte créditos el talentoso pianista danés Atli Bjorn, que protagoniza dos piezas en trío en las que el saxofonista no toca.
En el resto de volúmenes (se publicaron siete) el pianista es Tete Montoliu y el contrabajista (excepto en King Neptune) es Niels-Henning Orsted Pedersen, acompañantes que despiertan un mayor interés.
En realidad, Cry Me A River es un disco a medias al que es dificil encontrarle la coherencia editorial.
A destacar el titánico "I'll Remember April" y la preciosa portada. Algo es algo.
Un disco menor, pero Dexter es mucho Dexter y siempre tiene algo interesante que decir. Comparte créditos el talentoso pianista danés Atli Bjorn, que protagoniza dos piezas en trío en las que el saxofonista no toca.
En el resto de volúmenes (se publicaron siete) el pianista es Tete Montoliu y el contrabajista (excepto en King Neptune) es Niels-Henning Orsted Pedersen, acompañantes que despiertan un mayor interés.
En realidad, Cry Me A River es un disco a medias al que es dificil encontrarle la coherencia editorial.
A destacar el titánico "I'll Remember April" y la preciosa portada. Algo es algo.
jueves, 8 de octubre de 2009
Matt Wilson - That's Gonna Leave A Mark (2008)
Entre los músicos que sigo a rajatabla, que son unos cuantos pero no demasiados, está Matt Wilson. No pregunto ni me cuestiono nada, me lanzo a cualquier nuevo disco suyo sin dudarlo y de momento no me he llevado ningún chasco.
Sus dos últimos discos los grabó con su grupo Arts & Crafts, pero en That's Gonna Leave A Mark Wilson vuelve a la carga con su cuarteto, en el que militan Andrew D'Angelo, Jeff Lederer y Chris Lightcap, tres tipos que saben lo que hacen.
El disco es, como era de esperar, impresionante. Un montón de originales bien escogidos, el "Two Bass Hit" de Dizzy Gillespie y una divertida versión vocal del éxito de War "Why Can't We Be Friends" conforman un repertorio que suena explosivo e inagotable.
No sólo estamos ante uno de los candidatos a mejor disco del año, que también, sino que esta grabación trae bajo el brazo una de las mejores noticias del año: la recuperación y vuelta a los estudios del magnífico saxofonista Andrew D'Angelo, que en 2008 fue operado en dos ocasiones por un tumor cerebral.
La grabación está dedicada a él y esperamos que, ahora que está completamente recuperado, nos ofrezca un montón de música de primera.
Sus dos últimos discos los grabó con su grupo Arts & Crafts, pero en That's Gonna Leave A Mark Wilson vuelve a la carga con su cuarteto, en el que militan Andrew D'Angelo, Jeff Lederer y Chris Lightcap, tres tipos que saben lo que hacen.
El disco es, como era de esperar, impresionante. Un montón de originales bien escogidos, el "Two Bass Hit" de Dizzy Gillespie y una divertida versión vocal del éxito de War "Why Can't We Be Friends" conforman un repertorio que suena explosivo e inagotable.
No sólo estamos ante uno de los candidatos a mejor disco del año, que también, sino que esta grabación trae bajo el brazo una de las mejores noticias del año: la recuperación y vuelta a los estudios del magnífico saxofonista Andrew D'Angelo, que en 2008 fue operado en dos ocasiones por un tumor cerebral.
La grabación está dedicada a él y esperamos que, ahora que está completamente recuperado, nos ofrezca un montón de música de primera.
miércoles, 7 de octubre de 2009
Cecil Taylor - Conquistador! (1966)
Conquistador! podría ser el mejor disco de Cecil Taylor, o no.
Sí es, con toda seguridad, una obra maestra del jazz, un disco mítico de los 60, una pieza clave en el desarrollo del free jazz, una de las joyas del catálogo Blue Note y muchas cosas más.
No se me ocurre un grupo mejor para tocar la música de Taylor que este, con nombres de tanto peso que cuando los veo en la carpeta del disco me sigo sorprendiendo: Bill Dixon, Jimmy Lyons, Henry Grimes, Alan Silva y Andrew Cyrille.
Y lo mejor, hablamos de un disco grabado en 1966. A Taylor se le ha sacado punta por muchas cosas, pero en aquel momento nadie tocaba las cosas que tocaba él, ni planteaba la música que planteaba, ni mucho menos la desarrollaba. No digo que fuese mejor que otras cosas, sino que era... Otra cosa.
Ornette, Coltrane, Dolphy, Ayler... Todos eran genios y estaban explorando, pero en ocasiones uno tiene la sensación de que Taylor iba un paso por delante.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify. La versión disponible es la de la Rudy Van Gelder Edition que, aunque suena un poco agresiva (como muchas de esas ediciones), tiene una toma extra de "With Exit". Algo es algo.
Sí es, con toda seguridad, una obra maestra del jazz, un disco mítico de los 60, una pieza clave en el desarrollo del free jazz, una de las joyas del catálogo Blue Note y muchas cosas más.
No se me ocurre un grupo mejor para tocar la música de Taylor que este, con nombres de tanto peso que cuando los veo en la carpeta del disco me sigo sorprendiendo: Bill Dixon, Jimmy Lyons, Henry Grimes, Alan Silva y Andrew Cyrille.
Y lo mejor, hablamos de un disco grabado en 1966. A Taylor se le ha sacado punta por muchas cosas, pero en aquel momento nadie tocaba las cosas que tocaba él, ni planteaba la música que planteaba, ni mucho menos la desarrollaba. No digo que fuese mejor que otras cosas, sino que era... Otra cosa.
Ornette, Coltrane, Dolphy, Ayler... Todos eran genios y estaban explorando, pero en ocasiones uno tiene la sensación de que Taylor iba un paso por delante.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify. La versión disponible es la de la Rudy Van Gelder Edition que, aunque suena un poco agresiva (como muchas de esas ediciones), tiene una toma extra de "With Exit". Algo es algo.
martes, 6 de octubre de 2009
Mary Halvorson/Reuben Radding/Nate Wooley - Crackleknob (2006)
Hace poco comenté entusiasmado el primer disco como líder de la guitarrista Mary Halvorson.
Ahora hatOLOGY acaba de publicar un disco sobresaliente grabado poco antes. Quizá no sea tan redondo como Dragon's Head, pero está realmente bien.
Pinchando aquí puedes leer mi reseña publicada en Cuadernos de Jazz. Adjunto, por petición popular, una versión traducida al inglés.
Original review published in spanish in Cuadernos de Jazz
Translation by Naiara Gago
With the superb Dragon’s Head (Firehouse 12, 2008), Mary Halvorson proved herself to be one of the most astonishing, original and exciting guitar players of the last years. Crackleknob is the result of a collective session held a year before, although the maturity of the guitar player is already surprising.
In spite of the fact that in this CD we can as well enjoy the accurate bass of the also engineer and producer Reuben Radding (another name to be taken into account) and one of the best interventions recorded of the trumpet player Nate Wooley, Halvorson’s incredibly personal guitar seems to exert some kind of silent leadership inside this project.
Anyway, the trio works perfectly and produces an abstract and very organic music, in which is really difficult to tell the difference between the written and the improvised. Three young musicians who play in a refreshing way something that may well be really brainy. On the contrary, no way is this sound brainy, pals.
Yahvé M. de la Cavada, 2009
Ahora hatOLOGY acaba de publicar un disco sobresaliente grabado poco antes. Quizá no sea tan redondo como Dragon's Head, pero está realmente bien.
Pinchando aquí puedes leer mi reseña publicada en Cuadernos de Jazz. Adjunto, por petición popular, una versión traducida al inglés.
Original review published in spanish in Cuadernos de Jazz
Translation by Naiara Gago
With the superb Dragon’s Head (Firehouse 12, 2008), Mary Halvorson proved herself to be one of the most astonishing, original and exciting guitar players of the last years. Crackleknob is the result of a collective session held a year before, although the maturity of the guitar player is already surprising.
In spite of the fact that in this CD we can as well enjoy the accurate bass of the also engineer and producer Reuben Radding (another name to be taken into account) and one of the best interventions recorded of the trumpet player Nate Wooley, Halvorson’s incredibly personal guitar seems to exert some kind of silent leadership inside this project.
Anyway, the trio works perfectly and produces an abstract and very organic music, in which is really difficult to tell the difference between the written and the improvised. Three young musicians who play in a refreshing way something that may well be really brainy. On the contrary, no way is this sound brainy, pals.
Yahvé M. de la Cavada, 2009
lunes, 5 de octubre de 2009
Herbie Hancock - V.S.O.P.: The Quintet (1977)
Este es uno de los discos de mi adolescencia. Cuando lo descubrí me pareció exáctamente lo que es: un all-stars tan asombroso que da vértigo.
Se que, esencialmente, es el famoso segundo quinteto de Miles con Freddie Hubbard a la trompeta pero en realidad es otra cosa completamente diferente.
Diferente porque aquí, más de diez años después de que Wayne Shorter, Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams crearan junto a Miles algunos de los momentos más apasionantes que ha dado el jazz, todos ellos eran líderes con carreras en plena ebullición.
Así que la música que hacen juntos es producto de un explosivo choque de egos, como cinco apisonadoras arrollando todo lo que encuentran a su paso.
Este disco ha sido injustamente vilipendiado por gran parte de la crítica durante años y no entiendo por qué. Es un grupo excesivo tocando música excesiva, sí, pero también excitante, enérgica e irrepetible. Además, el jazz tiene algo que ver con los egos, y de confrontaciones como estas salen cosas realmente disfrutables.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify.
Se que, esencialmente, es el famoso segundo quinteto de Miles con Freddie Hubbard a la trompeta pero en realidad es otra cosa completamente diferente.
Diferente porque aquí, más de diez años después de que Wayne Shorter, Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams crearan junto a Miles algunos de los momentos más apasionantes que ha dado el jazz, todos ellos eran líderes con carreras en plena ebullición.
Así que la música que hacen juntos es producto de un explosivo choque de egos, como cinco apisonadoras arrollando todo lo que encuentran a su paso.
Este disco ha sido injustamente vilipendiado por gran parte de la crítica durante años y no entiendo por qué. Es un grupo excesivo tocando música excesiva, sí, pero también excitante, enérgica e irrepetible. Además, el jazz tiene algo que ver con los egos, y de confrontaciones como estas salen cosas realmente disfrutables.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify.
domingo, 4 de octubre de 2009
Charlie Haden - The Montreal Tapes (1989)
Durante años he intentado conseguir todos los volúmenes de las Montreal Tapes de Charlie Haden. El hecho de haberse editado por separado, con 10 años de diferencia del primero al último, hacía que algunos fuesen realmente difíciles de encontrar.
Por ese motivo y, sobre todo, porque el material que contienen es sensacional, reeditarlos en una sola caja era una necesidad.
Pinchando aquí o en la portada puedes leer la reseña que he publicado hace unos días en la web de Cuadernos de Jazz.
Nota: pinchando en las portadas de la Liberation Music Orchestra y de Joe Henderson, puedes escuhar ambos discos en Spotify. Qué se le va a hacer, son los únicos que están.
Por ese motivo y, sobre todo, porque el material que contienen es sensacional, reeditarlos en una sola caja era una necesidad.
Pinchando aquí o en la portada puedes leer la reseña que he publicado hace unos días en la web de Cuadernos de Jazz.
Nota: pinchando en las portadas de la Liberation Music Orchestra y de Joe Henderson, puedes escuhar ambos discos en Spotify. Qué se le va a hacer, son los únicos que están.
Etiquetas:
Charlie Haden,
Don Cherry,
Geri Allen,
Gonzalo Rubalcaba,
jazz,
Joe Henderson,
Liberation Music Orchestra,
Paul Bley,
Paul Motian,
reseñas
viernes, 2 de octubre de 2009
Lafayette Harris Jr. - Lafayette Is Here (1992)
Lafayette Harris Jr. es uno de esos jovenes músicos afroamericanos que saltaron a la palestra a primeros de los noventa. Pianista fino y talentoso, su debut Lafayette Is Here prometía mucho cuando lo editó el sello Muse en 1993.
Harris, muy influenciado por Herbie Hancock, es hábil y elocuente como para mostrar trazas de un lenguaje propio, tanto improvisando como escribiendo. También tiene buena mano para las versiones: "Dance Cadaverous" de Wayne Shorter, el "Chan's Song" que Hancock compuso para la banda sonora de 'Round Midnight, "Gingerbread Boy" de Jimmy Heath y un par de interesantes relecturas en trío de "Dearly Beloved" y "Satin Doll".
El grupo que acompaña al pianista en Lafayette Is Here no es nada despreciable. A los vientos están Don Braden (uno de los saxofonistas más infravalorados de su generación) y un Terell Stafford que había empezado su carrera poco antes. En la sección rítmica, dos nombres importantes de la escudería Muse: Lonnie Plaxico y Cindy Blackman. Casi nada.
Después de este disco, Harris ha tenido una trayectoria discográfica un tanto irregular e indigna de su talento, de la que hay que destacar su maravilloso Lafayette Is Here... Solo, publicado en 1998. Pero el disco de hoy fue, indudablemente, un gran debut.
Harris, muy influenciado por Herbie Hancock, es hábil y elocuente como para mostrar trazas de un lenguaje propio, tanto improvisando como escribiendo. También tiene buena mano para las versiones: "Dance Cadaverous" de Wayne Shorter, el "Chan's Song" que Hancock compuso para la banda sonora de 'Round Midnight, "Gingerbread Boy" de Jimmy Heath y un par de interesantes relecturas en trío de "Dearly Beloved" y "Satin Doll".
El grupo que acompaña al pianista en Lafayette Is Here no es nada despreciable. A los vientos están Don Braden (uno de los saxofonistas más infravalorados de su generación) y un Terell Stafford que había empezado su carrera poco antes. En la sección rítmica, dos nombres importantes de la escudería Muse: Lonnie Plaxico y Cindy Blackman. Casi nada.
Después de este disco, Harris ha tenido una trayectoria discográfica un tanto irregular e indigna de su talento, de la que hay que destacar su maravilloso Lafayette Is Here... Solo, publicado en 1998. Pero el disco de hoy fue, indudablemente, un gran debut.
jueves, 1 de octubre de 2009
Rova - the Works (volume 1) (1994)
Este es un buen disco para conocer la música del cuarteto de saxofones Rova.
A lo largo de 62 minutos, el grupo interpreta tres composiciones firmadas por John Carter, Jack DeJohnette y Larry Ochs en un extraordinario alarde de interacción.
Ochs, Bruce Ackley, Jon Raskin y Steve Adams son los cuatro miembros del grupo de saxos más importante desde el World Saxophone Quartet, cosa que queda demostrada de sobra en esta grabación.
The Works (Volume 1) es un disco denso pero lleno de sorpresas, momentos espectaculares, paisajes sonoros muy diferentes e improvisaciones inspiradas y brillantes.
Me muero de ganas de ponerme con los volúmenes dos y tres.
A lo largo de 62 minutos, el grupo interpreta tres composiciones firmadas por John Carter, Jack DeJohnette y Larry Ochs en un extraordinario alarde de interacción.
Ochs, Bruce Ackley, Jon Raskin y Steve Adams son los cuatro miembros del grupo de saxos más importante desde el World Saxophone Quartet, cosa que queda demostrada de sobra en esta grabación.
The Works (Volume 1) es un disco denso pero lleno de sorpresas, momentos espectaculares, paisajes sonoros muy diferentes e improvisaciones inspiradas y brillantes.
Me muero de ganas de ponerme con los volúmenes dos y tres.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)