Reseña publicada en Cuadernos de Jazz #106 (mayo-junio de 2008)
Warn Defever (g, p); Elliot Bergman (st, rhodes); Jamie Saltsman (b); Justin Walter (tp); Jamie Easter (perc); Dan Piccolo (bat, perc); Michael Herbst (sa); Erik Hall (el p); Olman Piedra (cga, cajón) High Two HT014 *****
No pocos aficionados se sorprendieron cuando el grupo His Name Is Alive apareció con éste Sweet Earth Flower en unas cuantas listas de “lo mejor del 2007” firmadas por varios nombres de la crítica especializada internacional.
El fundador, líder y único factor común a lo largo de los años de este grupo es Warn Defever, un visionario que indistintamente compone, toca o produce y que es una de las personalidades mas inquietas de la escena indie-rock norteamericana.
En noviembre de 2004, His Name Is Alive, con una nueva formación compuesta principalmente por miembros del grupo NOMO, participaron en un concierto homenaje a Marion Brown. Defever quedó tan satisfecho con el resultado que decidió entrar en el estudio para grabar este disco.
Tres de los ocho temas que componen Sweet Earth Flower están extraídos de esa actuación, lo que permite confrontar versiones en estudio y directo de “Geechee Recollections” y “Sweet Earth Flying”, que abre y cierra el disco manteniendo una estructura circular que tampoco es ajena a la obra del propio Brown. Pero a pesar del aparente desaguisado que puede producir un disco compuesto por sesiones tan dispares, hay una unidad tremenda en su hora de duración, marcada por el carácter catártico y atmosférico que envuelve la interpretación.
La labor solista recae principalmente sobre Bergman, Walter, Herbst y Hall y, aunque ninguno de ellos es particularmente impresionante, todos improvisan con frescura, transmitiendo una sensación de total verosimilitud e implicación. Pero lo interesante de Sweet Earth Flower va ligado a un nombre concreto, y es el de su inspirador.
La capacidad de estos jóvenes para adoptar y renovar la música de Marion Brown es fascinante, captando su esencia y traduciéndola a éste momento y éste lugar con total naturalidad. Aquí conviven la espiritualidad del postfree de los 70 con los sonidos de hoy, descontemporizando el conjunto y alcanzando esa universalidad que perseguía Brown, huyendo del cajón del jazz, tan rodeado de etiquetas desleales.
Yahvé M. de la Cavada
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