Reseña publicada originalmente en Tomajazz en febrero de 2009:
Después de una obra maestra como Solo In Mondsee, sería muy arriesgado sacar otro disco en piano solo por parte de casi cualquiera; pero Paul Bley es muchas cosas, menos cualquiera.
Por otro lado, Solo In Mondsee se grabó en 2001 y el disco que hoy nos ocupa, About Time, en mayo de 2007. Entre ambos hay tiempo suficiente para justificar una nueva obra aunque, tratándose de Bley, podría grabar a piano solo cada semana y seguiría siendo enriquecedor.
About Time es muy diferente a Solo In Mondsee. No tiene la gravedad, ni la trascendencia, ni el sentido de búsqueda de éste último, pero es un disco enorme que transmite una extraña sensación de cercanía al oyente. Grabado en estudio, uno llega a sentirse junto a Bley, compartiendo un momento de absoluta distensión y comodidad, con el pianista brindando un recital que suena más a confidencia que a concierto privado.
A lo largo de una larga improvisación, Bley despliega toda su maestría con tanto talento como sentido del humor, y se reafirma como uno de los mejores pianistas del mundo y, por supuesto, uno de los grandes nombres vivos del jazz. La segunda pieza, titulada “Encore” (a pesar de que se cita recurrentemente el tema “Pent-Up House” de Sonny Rollins), no es sino la guinda de un disco que, si bien ha pasado un tanto desapercibido entre las novedades del año pasado, podemos afirmar que está muy por encima de las entregas de muchos otros pianistas. Paul Bley, no obstante, no es un pianista cualquiera.
Por otro lado, Solo In Mondsee se grabó en 2001 y el disco que hoy nos ocupa, About Time, en mayo de 2007. Entre ambos hay tiempo suficiente para justificar una nueva obra aunque, tratándose de Bley, podría grabar a piano solo cada semana y seguiría siendo enriquecedor.
About Time es muy diferente a Solo In Mondsee. No tiene la gravedad, ni la trascendencia, ni el sentido de búsqueda de éste último, pero es un disco enorme que transmite una extraña sensación de cercanía al oyente. Grabado en estudio, uno llega a sentirse junto a Bley, compartiendo un momento de absoluta distensión y comodidad, con el pianista brindando un recital que suena más a confidencia que a concierto privado.
A lo largo de una larga improvisación, Bley despliega toda su maestría con tanto talento como sentido del humor, y se reafirma como uno de los mejores pianistas del mundo y, por supuesto, uno de los grandes nombres vivos del jazz. La segunda pieza, titulada “Encore” (a pesar de que se cita recurrentemente el tema “Pent-Up House” de Sonny Rollins), no es sino la guinda de un disco que, si bien ha pasado un tanto desapercibido entre las novedades del año pasado, podemos afirmar que está muy por encima de las entregas de muchos otros pianistas. Paul Bley, no obstante, no es un pianista cualquiera.
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