viernes, 29 de octubre de 2010

Marion Brown - Porto Novo (1967)

Como tantos otros músicos norteamericanos, Marion Brown viajó a Europa durante la segunda mitad de los 60, en busca de tierras más receptivas a lo que se estaba creando desde la vanguardia jazzística.

En Porto Novo nos encontramos a un Brown más crudo y descarnado que en otros de sus discos de aquellos años, entre otras cosas, por ser una grabación en directo.



Han Bennink, que ya había acompañado a Eric Dolphy años antes, es un acompañante dinámico y agresivo, pero se complementa estupendamente con Maarten Altena, que poco después de esta grabación inauguraría una fructífera colaboración con Willem Breuker.

El disco, que es soberbio, fue editado originalmente en 1968 por Polydor Holanda, y en 1975 se publicó en EE.UU. al abrigo de Arista/Freedom. En 1994 fue reeditado en CD por Black Lion, y desde entonces permanece descatalogado.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Marion Brown - Why Not? (1966)

Aunque no fue publicado hasta 1968, el segundo álbum de Marion Brown para ESP se grabó un año después de Quartet, el 23 de octubre de 1966.

La evolución de Brown es evidente; aún muestra influencias de Coltrane, pero su propia voz emerge imparable. Temas como "La Sorrela" y "Fortunato" muestran un toque lírico dificil de encontrar en la mayoría de sus contemporáneos.



Why Not? es algo más redondo que Quartet, sobre todo por el propio Brown, pero también gracias a Stanley Cowell, Sirone (que aún firmaba como Norris Jones) y, nuevamente, Rashied Ali.

En "Fortunato", un original que volvería a grabar un par de meses después para su fabuloso Three For Shepp, Brown araña algunos aspectos del sonido de su admirado Johnny Hodges, en cuyo grupo Brown había tocado en 1957.

Algunas discografías sitúan a Why Not? tras Three For Shepp y Porto Novo, pero esta grabación de ESP es el escalón entre su primer álbum y su obra maestra para Impulse!.

martes, 26 de octubre de 2010

Marion Brown - Quartet (1965)

Unos pocos meses después de participar en la grabación de Ascension, Marion Brown grabó para ESP su primera sesión como líder, publicada bajo el sencillo nombre de Quartet.

Brown se muestra particularmente influenciado por Coltrane, tanto en sus composiciones como en su estilo, y destila frescura por los cuatro costados. El grupo es brillante, con el contrabajista Reggie Johnson, Rashied Ali y uno de los grandes olvidados de la historia del jazz: el fabuloso trompetista Alan Shorter.



Aunque no se conoce una fecha de grabación exacta, se sabe que ésta tuvo lugar en noviembre de 1965, probablemente días antes de que Rashied Ali grabase con el grupo de Coltrane el disco Meditations, iniciando así una relación que duraría hasta lo últimos días del saxofonista.

Otra particularidad de Marion Brown Quartet es la diferencia de temas (y errores en el listado de los mismos) de una edición a otra. Originalmente se dejó fuera del disco una versión de "Mephistopheles", el famoso tema de Alan Shorter, porque lo había grabado un mes antes junto a su hermano Wayne, para su disco The All Seeing Eye.



A partir de 1975, casi todas las reediciones sustituyen el tercer tema del álbum original, "Exhibition", por "Mephistopheles", aunque en muchas de ellas se mantiene en la carpeta el nombre de "Exhibition" y la participación de Bennie Maupin en dicho tema. La edición en CD que hizo ESP en 2005 incluía al fin los cuatro temas que se grabaron en aquella sesión.

Datos aparte, Marion Brown debutó por todo lo alto con esta grabación y, la mera presencia de Alan Shorter, hace de Marion Brown Quartet un gran disco.

domingo, 24 de octubre de 2010

Archie Shepp - Fire Music (1965)

Marion Brown era uno de los grandes. Murió el pasado 18 de octubre y me afecta particularmente porque era un músico que me gusta mucho, así que voy a reescucharle con asiduidad en los próximos días.

Fire Music es un buen punto de partida para recordarle, tanto porque es una de sus primeras grabaciones, como porque es un disco fantástico. Poco después Shepp y Brown grabarían junto a Coltrane su mítico Ascension, un registro histórico donde los haya.



En 1965 Archie Shepp estaba en su mejor momento y Fire Music es uno de los mejores discos que grabó en esa década (¿tal vez el mejor?). El grupo es perfecto, los temas, los arreglos, las improvisaciones... Además de Brown, el acojonante Ted Curson, Reggie Johnson y Joe Chambers están soberbios también.

Que un álbum como este se mantenga tan vigente y moderno 45 años después no es ninguna casualidad.


Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify (según países).

viernes, 22 de octubre de 2010

Rich Halley Quartet feat. Bobby Bradford - Live at the Penofin Jazz Festival (2008; ed. 2010)

Reconozco que, antes de escuchar este disco, Rich Halley era un completo desconocido para mí. Bobby Bradford, en cambio, es un trompetista que me gusta particularmente, aunque no tenga tanto material grabado como uno quisiera.

Halley
es uno de esos músicos escondidos en la espesura del jazz; un saxofonista de talento, con larga carrera a sus espaldas, que me ha sorprendido muy gratamente tanto por su estilo como por el enfoque de su música.

En sólo cuatro temas, Halley y su grupo pasan por varios estilos con mucha frescura, tocando con fiereza y gusto. Halley muestra algunos referentes claros: Ornette, Dewey Redman, Rollins e incluso David Murray, pero de alguna forma consigue que su sonido áspero y musculoso sea bastante personal.

Bradford, que contaba 73 años en el momento de la grabación, se mantiene en una forma excelente. Al igual que Halley, puede pasar de un discurso más libre a otro más armónico sin sobresaltos, y su compenetración con el líder es evidente (el trompetista no es un invitado en el grupo, puesto que colabora con Halley con cierta regularidad).

El batería Carson Halley (presumiblemente familiar del saxofonista) hace un gran trabajo, y el contrabajista Clyde Reed merece una mención especial. Curtido junto a músicos de la talla de Vinny Golia, Paul Plimley y la NOW Orchestra (de la que es miembro fundador), Reed mantiene un pulso sólido y excitante que sirve constantemente de motor para el cuarteto.

Grupos como éste hay que escucharlos en directo, razón de más para conocer la música de Rich Halley mediante esta grabación. La edición es humilde y el sonido no está a la altura de las grandes producciones, pero el contenido es de primera categoría.
Tomen nota: Rich Halley.


martes, 19 de octubre de 2010

Conference Call - What About....? (2007; ed. 2010)

Un supergrupo no es necesariamente un all-stars, de la misma manera que un all-stars no es necesariamente una banda repleta de nombres comercialmente exitosos. Conference Call es un supergrupo y un all-stars, a su manera.

Gebhard Ullmann, Michael Jefry Stevens, Joe Fonda o George Schuller no son superestrellas, no venden miles de discos ni salen en la portada de Downbeat, pero juntos forman uno de los mejores grupos de jazz del mundo, que ahora cumple diez años.
Para celebrarlo, han editado este doble CD grabado en directo en 2007 en el mítico Alchemia de Cracovia.



Conference Call es una máquina perfecta que abarca multitud de estilos, todos ellos de manera completamente creíble. No sólo se trata de cuatro músicos tocando lo necesario en cada momento, sino de cuatro músicos tocando juntos, interactuando al máximo y creando música terriblemente auténtica.

No es la primera vez que escribo sobre este grupo (ya en su momento alabé las bonanzas de su Poetry In Motion) y no niego que tengo debilidad por Stevens, uno de los pianistas más injustamente ignorados de la escena jazzística, pero Conference Call merece cada elogio.

Uno puede tener la sensación de que What About....? son muchos discos en uno, pero no tiene nada de pastiche; la mezcla de estilos resulta refrescante y todo fluye a la perfección. Tanto, que el sello Not Two puede presumir de haber puesto en circulación otro de los mejores discos de este año.
Bravo.


jueves, 14 de octubre de 2010

Regreso a los 90... ¿O nunca nos fuimos? (El siglo XXI y el ocaso de los ídolos) (11 de septiembre de 2010)

Extraído de mi artículo para Muro de Sonido, blog musical de ELPAIS.com:

"Los festivales más importantes de este verano han confirmado todas mis sospechas: seguimos en los 90. Estamos en 2010, un momento ideal para hacer balance de una década –la primera del siglo XXI– impersonal, sin rumbo, deslavazada y, por qué no decirlo, un poco triste a nivel musical. Igual que ocurrió anteriormente con los 70, llevamos unos años en los que vuelven los 80 (sobre todo lo peor y más banal de ellos), pero casi todas las grandes bandas, las que llenan recintos y lucen en los carteles, empiezan a cumplir 20 años de antigüedad."

"Pixies, Pearl Jam, Belle and Sebastian, Rage Against The Machine, Pavement, Muse, Alice In Chains, Manic Street Preachers, Placebo... Estas y otras bandas de los 90 han copado las cabeceras de casi todos los festivales y eventos más importantes de este verano (y esto sin mencionar a las de los 80), pero el último decenio ha sido representado, por lo general, en posiciones de segunda. Sólo el FIB (que también tenía a Prodigy entre sus conciertos principales) ha tirado de nombres más recientes para encabezar su programación, pero todo el mundo sabe que la música no es precisamente lo más importante en este festival."



"Aunque hay decenas de grupos aparecidos en los últimos años con discos y directo enormes, nos falta un Elvis, unos Beatles, Stones, Who, Led Zeppelin, Metallica, Guns‘N’Roses, R.E.M., Nirvana, Radiohead o cualquiera que llegue al pop y al rock para salvarlos de nuevo en el siglo XXI. Alguien que destruya barreras comerciales e independientes, que fulmine prejuicios y que se instale en la historia de un plumazo."

"Porque todas esas bandas que se mantienen después de tantos años, se van a convertir pronto en señores mayores. Y esta música, así, no es lo mismo."


Pinchando AQUÍ o en la imagen puedes leer el artículo completo.

viernes, 8 de octubre de 2010

John Zorn - Spy Vs. Spy: The Music Of Ornette Coleman (1989), por Pachi Tapiz

Tenía un poco abandonado el tema de las firmas invitadas, en parte porque es un poco incómodo ir dando la brasa a tus amigos para que te hagan un texto que, en realidad, nunca sabes del todo si les apetece hacer. Otro motivo es que yo estaba decidido a que la siguiente firma invitada tenía que ser de mi amigo Pachi Tapiz, por muchos motivos.

Pachi es un auténtico héroe del jazz, música a la que ha dado más que casi cualquiera en este país. Es jefazo y responsable de Tomajazz, una de las mejores webs sobre jazz del mundo, que mantiene de forma titánica contra viento y marea. Si no la conoces, tienes un problema. Dentro de esa web, Pachi protagoniza, a nivel más personal, el fantástico blog Buscando Un Nombre, otro sitio de referencia para el aficionado al jazz, que ya cuenta con 400 entradas.

Huelga decir que, para mi, Tomajazz también es (y sobre todo) un verdadero hogar.

Algunos amigos que le conocemos bien, hemos compartido en alguna ocasión nuestras sospechas de que Pachi tiene el superpoder mutante de hacer tres veces más cosas que un ser humano normal. Eso o que Ken Vandermark le ha pasado la receta de las vitaminas que toma en el desayuno, no hay otra explicación. Porque Pachi se las ingenia para ser profesor, informático, padre de familia, bloguero, editor, redactor, eminencia y, por encima de todo, amante de la música. Y todo en 24 horas al día.

Aunque todo esto son detalles circunstanciales. Pachi es mi amigo, y eso es lo que importa.

Su colaboración en es un trocito de su vida, extraído directamente de esos años cruciales en los que uno se forma musicalmente. La leo y me siento identificado con muchas cosas y muchas sensaciones. La releo y siento que es un regalo que Pachi decida compartir esto con la gente a través de este humilde blog.

Pachi Tapiz: John Zorn - Spy Vs. Spy: The Music Of Ornette Coleman (1989)




Me pide el bueno de mi amigo Yahvé una colaboración para "Un día más, un disco más" y aquí estoy dudando... Dudando de si lo que voy a soltar va a ser algo parecido a las batallitas del mítico "abuelo Cebolleta". Aunque también es cierto que creo que tengo claro el disco del que voy a hablar, que es con el que me di de bruces por primera vez con John Zorn y con Tim Berne, musicalmente hablando. Ojalá el encuentro hubiera sido en persona y, a ser posible, sobre un escenario...

La cuestión es que, allá por mis años mozos, yo ya era aficionado a la música, aunque todavía no tenía claro que la que me engancharía definitivamente iba a ser el jazz. Según podía escuchaba músicas de aquí y de allá, aunque ni el poco dinero del que disponía, ni mis amigos y conocidos lograban alimentar mis oidos del modo en que ahora es posible.

Total (¡cielos!, el efecto "batallitas"), que uno escuchaba lo que podía. Aunque, casi siempre, ese defecto de leer repetidas veces, hasta casi aprenderme de memoria los créditos, de lo poco que caía en mis manos, acababa provocando cierto efecto dominó. Éste consistía en que, para los discos que -de un modo u otro- me llamaban de manera especial la atención, me dedicaba a buscar información relacionada con esos músicos, ese tema o esa música, y así iba remontando hacia adelante o atrás en el tiempo entre músicas de lo más variado.

Esta curiosidad también me hizo acercarme a las revistas de música y allí, antes de escucharlo siquiera, la reseña de un concierto de Masada me llamó mucho la atención. Supuestamente era un concierto de jazz (estilo sobre el que yo tenía mis ideas preconcebidas) en el que lo que el comentarista resaltaba era que, en la entrada del concierto, unas azafatas les daban a los asistentes tapones para los oídos.

Ahora mismo no recuerdo donde lo leí o quién fue el autor de esa crítica; a veces, la mayoría, tengo una memoria fatal. Sin embargo con lo que sí me quedé fue con el nombre del saxofonista del grupo, un tal John Zorn. Así que cuando un tiempo después vi en un boletín de Discoplay que vendían un LP de ese tal John Zorn, con unos dibujos la mar de simpáticos que parecían un cómic en esa minúscula portada de ese mítico catálogo de venta por correo, decidí que el poco dinero que tenía para invertir ese mes en discos iba a ir precisamente a ese disco titulado Spy vs. Spy.

Así que heme allí rellenando la hoja de pedido, depositándola en el buzón de correos y esperando a que el cartero me lo trajese como al agua de mayo: ¡qué tiempos aquellos en que ni teníamos, ni sabíamos que existiría, ni nos imaginábamos, algo así como lo que hoy en día es Internet!

Una vez llegó el pedido... me resulta casi imposible relatar las sensaciones de esa primera escuchas. Así que a ver si soy capaz de explicarme. En ese momento no tenía demasiado jazz entre mi discoteca, aunque tenía claro que en ese estilo había cosas que me gustaban y mucho. Por ejemplo, "All The Cats Join In" de un disco de Buck Clayton titulado Jam Sessions From The Vault: ese tema me parecía el no va más, con esos solos tan inspirados y, con semejante lógica en su interior, que me parecía una auténtica obra de arte.

Así que imaginaos un disco consistente en versiones de temas de Ornette Coleman lanzados a toda pastilla (alguno duraba un minuto y unos pocos segundos), tocados por un quinteto con dos saxos (John Zorn y Tim Berne), dos baterías (Joey Baron y Michael Vatcher) y un contrabajista (Mark Dresser).

Esa música contenía melodías e improvisaciones y también bastante más energía que la del resto de la música que solía escuchar: aún recuerdo a un amiguete que solía escuchar y que me dejaba los discos de grupos de heavy metal como Slayer, Anthrax, King Diamond, Metallica, Deffecation, Venom o Halloween (lo más fuerte a lo que tenía acceso musicalmente hablando) al que le puse ese mi gran descubrimiento y lo más simpático que se le ocurrió decir sobre esos tarados era que eso que hacían era "puro ruido".

No os voy a decir que a partir de ese momento dejé de escuchar cualquier música que no fuese jazz, porque estaría mintiendo y es algo que nunca he hecho, ya que procuro tener una dieta musical más o menos variada, más o menos amplia.

Todavía pasarían algunos años hasta que el jazz se convirtiera en un elemento central de mis aficiones musicales, aunque creo que fue en ese momento cuando fui consciente de que en el jazz podía estar esa amplitud de miras y de ideas que me fascina encontrar en la música.

Pachi Tapiz (Buscando un nombre / "dire" de Tomajazz), 2010

domingo, 3 de octubre de 2010

Si no sé, me lo invento (6 de septiembre de 2010)


Extraído de mi columna de opinión para Cuadernos de Jazz:

"Hace poco escribí, en esta misma sección, sobre los peligros de hacer uso inconsciente y poco reflexivo de herramientas como Wikipedia a la hora de presentar el programa oficial de un festival de jazz. Lo hice en tono jocoso porque, ni es una tragedia, ni merece la pena llorar cuando existe la posibilidad de reír. Si volvemos la cabeza hacia la prensa general, el panorama es más escandaloso todavía y, tal vez, no tan divertido. O sí."

***************

"El jazz no es la única víctima de estas prácticas, ni mucho menos. Todo tipo de música es susceptible de ser sepultada por datos erróneos, valoraciones incoherentes o contextualizaciones ignorantes. El cine no suele verse tan afectado, aunque también, y la literatura se salva en la mayor parte de ocasiones. El cómic, que tan de moda nos quieren hacer creer que está, suele ser arrastrado por el fango indocumentado todavía más que el jazz, aunque sea difícil de creer."

***************

"¿Por qué ocurre esto, y por qué con las doctrinas más marginales del asunto menos relevante en la prensa nacional esto es, con la cultura? Pues porque el jazz, como algunas otras expresiones artísticas, sigue siendo de interés para una minoría. Claro que tú, estimado lector, yo mismo, y algunas otras almas descarriadas somos aficionados a esto de la música improvisada pero en este superpoblado mundo no somos nadie."


Puedes leer la columna completa pinchando AQUÍ.


Imagen: portada de la edición de papel del número 119-120 de Cuadernos de Jazz (julio-octubre 2010)

viernes, 1 de octubre de 2010

Como tiene que sonar: Tom Petty y la verdad (14 de agosto de 2010)

Extraído de mi artículo para Muro de Sonido, blog musical de ELPAIS.com:

"Hace un par de meses, Tom Petty sacó su primer disco con los Heartbreakers en ocho años, “Mojo”, una colección de canciones que parece sacada de la memoria colectiva de las raíces del rock. Varios temas del disco suenan relativamente familiares, algo que ya le ha granjeado unas cuantas críticas negativas. Sin embargo, “Mojo” tiene algo fuera de toda discusión: suena realmente genial. De hecho, bastante mejor que la mayoría de discos que salen al mercado hoy en día."



"Así que, en ese sentido, “Mojo” es un delicioso anacronismo. Por un lado contiene música que está más cerca del pasado que del presente y, por otro, aterriza en el mercado discográfico como un auténtico soplo de aire fresco y como uno de los discos del año. Aunque sólo sea porque suena vivo, dinámico, real. Como tiene que sonar."

Pinchando AQUÍ o en la imagen puedes leer el artículo completo.


otros días, otros discos

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