Reconozco que, antes de escuchar este disco, Rich Halley era un completo desconocido para mí. Bobby Bradford, en cambio, es un trompetista que me gusta particularmente, aunque no tenga tanto material grabado como uno quisiera.
Halley es uno de esos músicos escondidos en la espesura del jazz; un saxofonista de talento, con larga carrera a sus espaldas, que me ha sorprendido muy gratamente tanto por su estilo como por el enfoque de su música.
En sólo cuatro temas, Halley y su grupo pasan por varios estilos con mucha frescura, tocando con fiereza y gusto. Halley muestra algunos referentes claros: Ornette, Dewey Redman, Rollins e incluso David Murray, pero de alguna forma consigue que su sonido áspero y musculoso sea bastante personal.
Bradford, que contaba 73 años en el momento de la grabación, se mantiene en una forma excelente. Al igual que Halley, puede pasar de un discurso más libre a otro más armónico sin sobresaltos, y su compenetración con el líder es evidente (el trompetista no es un invitado en el grupo, puesto que colabora con Halley con cierta regularidad).
El batería Carson Halley (presumiblemente familiar del saxofonista) hace un gran trabajo, y el contrabajista Clyde Reed merece una mención especial. Curtido junto a músicos de la talla de Vinny Golia, Paul Plimley y la NOW Orchestra (de la que es miembro fundador), Reed mantiene un pulso sólido y excitante que sirve constantemente de motor para el cuarteto.
Grupos como éste hay que escucharlos en directo, razón de más para conocer la música de Rich Halley mediante esta grabación. La edición es humilde y el sonido no está a la altura de las grandes producciones, pero el contenido es de primera categoría.
Tomen nota: Rich Halley.
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