El pasado sábado asistí al concierto de Bojan Z y su Tetraband en Getxo, sobre el que escribiré próximamente.
La cuestión es que dicho concierto me recordó la reseña que escribí en 2006 sobre este disco, un texto al que le tengo mucho cariño y que fue publicado por Tomajazz en diciembre de aquel año.
Aquí dejo el texto original:
"A pesar de la aparente fertilidad musical de estos últimos tiempos, siempre es una buena noticia la aparición de la nueva obra de un tipo al que podríamos definir como artista inquieto y músico excepcional.
Bojan Z ha intentado tocar varios palos como compositor e instrumentista en su relativamente corta carrera como líder. Desde aquel lejano y primerizo Bojan Z Quartet, pasando por los escarceos étnicos en Koreni, el riesgo del piano solo en Solobsession y el inevitable trío en Transpacifik, nuestro hombre ha dado un giro común en los tiempos que corren y ha decidido incorporar la electricidad a su trío.
Ya en Transpacifik había tonteado levemente con el Fender Rhodes, pero en Xenophonia el Rhodes y el denominado “Xenophono” (aparentemente un teclado eléctrico con algunos efectos de saturación y modulación) están presentes continuamente en el disco. Más que apoyarse en la diferencia acústica de estos añadidos, la música de Zulfikarpasic queda marcada por la concepción rítmica y armónica de los temas, que es donde está la verdadera evolución.
Con bases en ocasiones extremadamente sencillas, sobre las que Ari Hoenig y Ben Perowsky tejen polirritmos enrevesados cuando se tercia, los dedos de Bojan expanden improvisaciones repletas de ideas claras y concisas que eximen en muchos momentos al pianista de ese innecesario virtuosismo que no necesita demostrar desde hace tiempo. Remi Vignolo nos recuerda que es uno de los bajistas más sólidos del panorama europeo, con una pulsación firme y un sonido contundente que sostiene todo lo que construyen sus compañeros.
Con todos estos elementos, el disco nos ofrece varios enfoques: desde un trío contemporáneo inventando colectivamente (“Pendant ce temps...”) a un acercamiento al pop en forma de versión de David Bowie (“Ashes to Ashes”), pasando por samplear espirituales negros de principios de siglo para abrir un blues (“Xenos Blues”) y hacer un guiño a sus raíces con la participación de Krassen Lutzkanov tocando el kaval en un par de temas.
La formula puede recordar en algunos momentos a E.S.T., pero no veamos fantasmas donde no hay más que una aparente similitud formal. Mientras que E.S.T. corre peligro de ser devorado por su propio personaje, la propuesta de Zulfikarpasic es fresca, desprovista de la preciosista perfección del trío nórdico y con el atrevimiento de los músicos que tocan disfrutando, probando cosas sin miedo a fallar, interaccionando arrabaleramente, siendo sucios y sofisticados al mismo tiempo.
El disco puede no ser perfecto, pero no es un proyecto más que suena a los cuatro mismos referentes de siempre. Los instrumentos eléctricos no hay que añadirlos a la música esperando que la ésta evolucione a través de la sonoridad, sino que hay que asimilarlos y aplicarlos para que al final la personalidad del músico se mantenga sobre la particularidad acústica.
En este caso, Bojan Z ha dado un paso adelante en su música y su estilo (cada vez más personal, por cierto) esta detrás de cada nota de este Xenophonia."
Yahvé M. de la Cavada, 2006
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify.
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