miércoles, 27 de abril de 2011
Kenny Barron & Ted Dunbar - In Tandem (1975)
Grabado en directo en 1975 en la universidad de Rutgers (donde ambos músicos enseñaban), In Tandem muestra a un Barron pletórico y al estupendo guitarrista tejano Ted Dunbar haciendo gala de su estilo rudo y excitante con toques de Wes Montgomery.
En realidad, el repertorio se compone de dos temas a dúo y dos en solitario, uno por cada uno de los instrumentistas.
Los dúos son una apabullante versión de "Summertime" y un original llamado "Aruba" construído sobre la clásica armonía de los "Rhythm Changes". Entre los temas en solitario hay que destacar un "Here Is That Rainy Day" a piano solo en el que Barron demuestra que, en forma, puede acercarse a Art Tatum si lo ve necesario.
Juraría que el disco no está reeditado en CD, pero la búsqueda del LP original de Muse merece la pena y no debería ser muy costosa.
Nota: No he encontrado una imagen de la portada en la red, así que el otro día le hice una foto casera a mi copia, que es la que ilustra el post. No soy fotógrafo. Se hace lo que se puede.
sábado, 23 de abril de 2011
Stefan Karlsson - Smilin’ Eyes (2009; ed. 2011)
"Smilin’ Eyes es su primera grabación en solitario y nos descubre a un pianista completísimo, multirreferencial y elocuente. Karlsson parece tener un gran conocimiento de los clásicos y domina diferentes estilos, haciéndolos un poco suyos en cada interpretación."
"Puede homenajear a Erroll Garner en “How Deep Is The Ocean”, recordar a Chick Corea en “Smilin’ Eyes” o mostrar la influencia de Brad Mehldau en “Footprints” o “It Could Happen To You”, pero en ningún momento llega a sonar como un pianista impersonal."
Puedes leer la reseña completa pinchando AQUÍ.
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jueves, 21 de abril de 2011
Iñaki Sandoval - Miracielos (2009; ed. 2011)
"Para casi cualquier pianista de nuestro país, grabar en trío con dos monstruos como Eddie Gomez y Billy Hart resultaría tan estimulante como intimidante. En sesiones como estas, en las que la rítmica lleva a la espalda capítulos enteros de la historia reciente del jazz, es donde se ve la talla de un intérprete."
"Lejos de mostrar tiranteces propias de una sesión apresurada, Miracielos suena a disco meditado e interpretado con gusto. No hay sobresaltos ni sorpresas, aunque tampoco uno espera eso en un disco del pianista."
Puedes leer la reseña completa pinchando AQUÍ.
domingo, 17 de abril de 2011
Rudresh Mahanthappa & Bunky Green - Apex (2010)
"Escuchando Time Capsule, uno de los estupendos discos que grabó Elvin Jones para el sello Vanguard en los 70, es fácil reparar en una voz que se alza original y desafiante: la del saxofonista Bunky Green. Éste acababa de regresar a los estudios pocos meses antes (después de diez años sin grabar) y su estilo era extraño y atractivo. No lo suficiente como para causar una revolución y generar seguidores, pero sí para llamar la atención de algunos músicos y aficionados.
Años más tarde, Steve Coleman y Greg Osby, dos de los saxofonistas más importantes de los 80 y los 90, le reivindicarían como una de sus principales influencias. No es para menos: Green está presente en el discurso de ambos saxofonistas, estableciendo entre ellos una conexión única"
"El estilo de ambos saxofonistas es diferente, aunque complementario; Green suena más maduro, como no podía ser de otra forma, y Mahanthappa está en un momento de plena ebullición, atacando ideas desde diferentes perspectivas. Apex es una obra redonda, llena de relaciones y encuentros."
Puedes leer la reseña completa pinchando AQUÍ.
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miércoles, 13 de abril de 2011
Billy Bang Quintet - Invitation (1982)
Bang fue uno de los más grandes violinistas de vanguardia junto a Leroy Jenkins, de quien fue alumno en los años 70. Nacido en Alabama, se crió en el Bronx y en el Spanish Harlem y pasó una temporada en la guerra de Vietnam, experiencia que marcaría al violinista para siempre.
Su sonido hosco y personal está profundamente arraigado en el blues, con un toque carnal y agresivo que parece inspirado en maestros como Ray Nance o Stuff Smith.
Muchos recuerdan a Bang por sus discos con el String Trio of New York, del cual fue miembro fundador, y por pequeñas joyas como Valve No.10, Live At Carlos 1 o éste Invitation.
Invitation trata del respeto por la tradición, y lo hace a partir de un enfoque libre sin perder el toque clásico. El standard de Bronislaw Kaper y el clásico "Loverman" obtienen un tratamiento personal, al igual que los originales del violinista.
El grupo es un fabuloso all-stars de la vanguardia menos visible. Charles Tyler al alto y barítono, Curtis Clark al piano, y la rítmica perfecta de Wilber Morris y Dennis Charles. Con estos colaboradores la cosa no puede ir mal y, honestamente, la cosa suena tan bien como parece.
la muerte de Billy Bang pasará más desapercibida que la de otros, por diferentes e injustos motivos. Sirva esta entrada como pequeño homenaje y, también, para empujar a quienes no le conozcáis a descubrir a este fantástico músico.
martes, 12 de abril de 2011
Nas - Hip Hop Is Dead (2006)
domingo, 10 de abril de 2011
Brad Mehldau piano solo - Ciclo 365 Jazz Bilbao (25 de marzo de 2011)
"Elegante y casual, casi trendy, Mehldau se sentó al piano como a él le gusta, con una mezcla de familiaridad y esoterismo. Su acercamiento al teclado recuerda inevitablemente al de Keith Jarrett, abstraído, místico. No tan extravagante pero (aparentemente) sí muy concentrado."
"A piano solo, las composiciones de Mehldau suenan más auténticas que en algunas de sus grabaciones, más ceñidas, tal vez, a lo que el pianista quiere extraer de ellas. Así, sin ser un compositor particularmente dotado, Mehldau brilló en el concierto también como autor, ya que varios temas suyos estuvieron entre lo mejor del recital."
"El resto, según los estándares del pianista: tremenda técnica, escalofriante independencia de manos, ostinatos incansables y desarrollos que alcanzaron momentos gloriosos y que, ocasionalmente, traspasaron los límites de lo razonable entrando en el terreno de lo exhibicionista y lo autoindulgente. Mehldau es muy bueno, y lo sabe. Para bien y para mal. No hay evolución en su música, pero sigue exprimiéndola todo lo que puede."
Puedes leer la reseña completa pinchando AQUÍ.
viernes, 8 de abril de 2011
The Roots - Phrenology (2002)
Hoy he reescuchado Phrenology y, casi diez años después de su aparición, sigue siendo tremendo.
Ese sonido tan orgánico, tan característico, que aúna tradición con modernidad, la gloriosa batería de Ahmir "?estlove" Thompson, el rollazo que transmite Black Thought e invitados como Talib Kweli, Cody ChesnuTT, Jef Lee Johnson o James Blood Ulmer. Casi nada.
Hoy en día los Roots son, muy probablemente, la mejor banda de hip hop del mundo. Pura música negra.
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify (según país de residencia).
miércoles, 6 de abril de 2011
Noah Preminger - Before The Rain (2011)
Hace un par de meses ha aparecido la segunda grabación de Preminger, esta vez en el sello Palmetto y con un acompañamiento de lujo. Frank Kimbrough (un pianista muy poco reconocido para lo bueno que es) y John Hebert ya estaban en Dry Bridge Road, pero en esta ocasión está a la batería el impresionante Matt Wilson.
Con una rítmica así sólo hay dos posibilidades: venirse arriba o palidecer ante acompañantes como esos. A Preminger, en cambio, no le pasa ninguna de ellas o, en todo caso, la primera.
Es cierto que el saxofonista no llega a despegar de manera apabullante, pero también es cierto que aguanta el tipo sin problemas. Es más, si algo se puede destacar del estilo de Preminger es la madurez que parece poseer, con conocimiento de la tradición, un sonido contemporáneo y una sana intención de salirse del tiesto.
Before The Rain no es un "ballad album", aunque haya momentos en que lo parece. El ambiente relajado y los sonidos aéreos de la grabación parecen señalar a la nocturnidad y a momentos de tranquilidad, aunque no falta tensión en varios temas del disco.
Chavales de veintipocos que parecen valores de futuro los hay, y muchos. Pero Noah Preminger tiene algo que les falta a muchos: que parece haber llegado ya a un lugar que otros sólo vislumbran en el horizonte. Veremos.
lunes, 4 de abril de 2011
Nacho Vegas - La Zona Sucia (2011), por Álvaro Fierro
Álvaro encarna la figura del cronista que escribe por pasión y con el mismo amor que profesa por la música, una especie que parece en extinción en estos tiempos cínicos, llenos de revistas y publicaciones parciales y redactores compromisarios. Unos cuantos más como él no nos vendrían mal.
Álvaro Fierro: Nacho Vegas - la Zona Sucia (2011)
Te diré entre tú y yo/ que me dan miedo las tormentas/ que ahora sé que una se acerca/ que en el cielo habrá un temblor. Así comienza “Cuando Te Canses de Mí” y La Zona Sucia (Marxophone/ I´m an Artist), el último ejercicio de catarsis compartida de Nacho Vegas. Compartida porque llena salas aunando a un público dividido a priori, estereotipado, que colabora con que uno se autoarme de prejuicios –que siempre son divertidos– y que, por ello, amplifica el efecto sorpresa.
Así lo vio el abajo firmante en El Manifiesto Desastre (Limbo Starr, 2008), resorte que impulsó la investigación de su trayectoria, ya galvanizada, en la retina del que escribe estas palabras. Empieza y se desarrolla como de costumbre, a corazón abierto, confesando lo que sólo se confiesa en sordina, suscitando empatías y susurrando aguardentosamente letanías envueltas en experiencias, y viceversa, como lo plasmado en la identificable "Me decías": "lo que media entre tú y tu soledad/ es un trecho que no puedo abarcar".
La idiosincrasia de una voz de la que él mismo no se siente orgulloso pero, en boca de otro, estas invocaciones no resultarían creíbles. Una manera de cantar que en ocasiones hasta parece acongojarse, a la que se le corta la dicción de la emoción (o eso parece, o nos gustaría que pareciese), soslayando, no obstante, los límites sensibleros, sin caer en la propia conmiseración.
Un francotirador de los sentimientos bajo una personalidad frágil, un tipo callado con imán, honesto, de los que en persona, sin conocerle, parece cumplir esa máxima de André Malraux de que la verdad de un hombre reside, sobre todo, en lo que calla. Y la madurez de alguien que ya nació adulto se materializa ahora en diez canciones donde sus clichés patrios siguen presentes (las menciones en el corte inicial a La Lloca y El Musel, o la versión actualizada de la canción tradicional asturiana “Taberneros”) y el amor castrado como tema universal, omnipresente y todopoderoso.
Por que las letras salen de lo malo, de antiguas adicciones; la inspiración se recoge quemándote en los “Incendios” (Y dime, amor, si estás ardiendo/ y si es que puedo aliviarte yo), o rodeándose de coros de infantiles para inyectar carácter de cuento a las desgracias –“Perplejidad”, “Lo Que Comen Las Brujas” – aunque en la primera rime desatino con destino. Una decena de canciones, ni nueve ni once, ponderando pues la tristeza con acierto, sin dejar, por tanto, con ganas de más ni de menos.
Álvaro Fierro, 2011
Nota: Pinchando en la portada puedes escuchar el disco en Spotify (según país de residencia).