Otro de los discos del año de mano de un supergrupo sin líderes. Las hazañas de Vandermark, Nagl y Reisinger en solitario son conocidas por muchos aficionados y resulta refrescante escucharles juntos sin que tengan ningún tipo de roce.
La música de los maestros Ornette Coleman y Eric Dolphy está en buenas manos: arreglos inteligentes interpretados de manera respetuosa e inspirada.
Curiosamente, el enfoque no es exageradamente free, aunque en todo momento se respira un estimulante aire de libertad.
Por cierto, este disco ha ganado el premio Hans Koller al mejor disco de jazz europeo del 2009. Casi nada.
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