Todavía hay quienes dicen que en España no se hace ni se ha hecho buen cine. Hace un par de días se nos fue uno de los mejores cineastas españoles, Vicente Aranda, un tipo con unas cuantas joyas en su filmografía.
Personalmente, a él le debo algunas de las imágenes grabadas en mis retinas en mi adolescencia, con películas como Amantes, El Lute o, muy especialmente, El amante bilingüe, una película que me gusta particularmente y que me descubrió también al estupendo escritor Juan Marsé. La novela homónima me llevó directamente a otra novela suya que adaptó Aranda, La muchacha de las bragas de oro, y de ahí a la entonces recién editada El embrujo de Shanghai. Siempre pensé que Aranda hubiese rodado una mucho mejor adaptación de esta novela que la que se estrenó en 2002, dirigida por Fernando Trueba.
Aranda tenía mucha fuerza, y entendía el amor y la pasión como pocos. Después de Intruso, otra película que me gusta bastante —tal vez por el retrato que el director hace de Santander, o por el guiño a Welles en su cartel, o porque tengo aún vivos recuerdos de aquel verano del año 93—, perdí algo de querencia por el cine de Aranda, pero siempre será para mí uno de los grandes del cine español.
Descansa en paz, maestro.
jueves, 28 de mayo de 2015
lunes, 18 de mayo de 2015
Charlie Haden - The Montreal Tapes (1989)
Texto publicado originalmente en la revista Cuadernos de Jazz en 2009:
Pocos contrabajistas tienen un sonido tan personal como Charlie Haden, sea en el contexto que sea. Su tono grueso y redondo, tan lírico como demoledor, es fruto de una pulsación firme y una afinación perfecta. Sin alejarse demasiado del registro grave del instrumento, como solista es aún más reconocible, si cabe. Haden es el perfecto acompañante-líder, siempre detrás pero, inevitablemente, siempre en primer plano.
Pocos contrabajistas tienen un sonido tan personal como Charlie Haden, sea en el contexto que sea. Su tono grueso y redondo, tan lírico como demoledor, es fruto de una pulsación firme y una afinación perfecta. Sin alejarse demasiado del registro grave del instrumento, como solista es aún más reconocible, si cabe. Haden es el perfecto acompañante-líder, siempre detrás pero, inevitablemente, siempre en primer plano.
En 1989, el
festival de jazz de Montreal rindió homenaje al contrabajista ofreciéndole
programar ocho conciertos, uno por noche, con las formaciones que él
dispusiese. Esta caja reúne los seis conciertos que Verve publicó por separado
entre 1994 y 2004, muchos de los cuales eran realmente inencontrables. ECM
publicó en 2001 el dúo con Egberto Gismonti y, por razones obvias, no está
incluido aquí. Lo mismo ocurre con el trío con Pat Metheny y Jack DeJohnette
que, por algún motivo que desconocemos, no ha visto nunca la luz. Aún así, The
Montreal Tapes parece una obra compacta a la que no le falta ni le sobra nada a
excepción, quizá, de alguna representación del Quartet West.
El trío
clásico de piano, contrabajo y batería acapara tres de los seis conciertos, con
lecturas y resultados muy diferentes. Haden y el fantástico Paul Motian
permanecen como factor común, acompañando a tres pianistas muy diferentes.
Gonzalo Rubalcaba, que aún era poco más que un desconocido, protagoniza una de
las mejores grabaciones de su carrera. Geri Allen, que ya había grabado tres
discos en trío con Haden y Motian, aporta la negritud y la pulsión libre. Por
último, Paul Bley, un viejo conocido con quien el trío se convierte en una
unidad equilibrada y expansiva: comunicación al máximo y pura magia.
Y seguimos con
tríos y con viejos conocidos. A pesar de la gran cantidad de horas de vuelo
conjunto, la reunión con Don Cherry y Ed Blackwell (¿dónde demonios estaba
Dewey Redman?) es uno de los conciertos menos redondos, quizá por las
expectativas creadas o porque la personalidad de Cherry parece no cuajar con la
de Haden. En cambio, el trío con Joe Henderson y Al Foster -formación que había
girado por Europa meses antes- tiene una
química fascinante, resultando uno de los sets más memorables. Cierra el
programa la colosal actuación de una peculiar Liberation Music Orchestra -con
algunos solistas de altura-, que pone a está grabación por encima de más de un
disco oficial de la orquesta.
Aunque estas
no son grabaciones esenciales ni históricamente relevantes, todas ellas son de
primera categoría; juntas y por separado. The Montreal Tapes sirve como
celebración, como retrospectiva y, si me apuran, como obra definitiva de
Charlie Haden.
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jueves, 14 de mayo de 2015
Michael Formanek - Extended Animation (1991)
¿Cómo resistirse a semejante plantel, cuando este disco aparece ante tus ojos en el Jazz Record Mart de Chicago? Para su segundo registro como líder, el contrabajista Michael Formanek repitió la formación de su debut (Mark Feldman, Wayne Krantz, Jeff Hirshfield) con un único reemplazo: Tim Berne en lugar de Greg Osby.
Berne es un complemento ideal para la música del contrabajista, y en este, su primer registro discográfico juntos, ambos muestran una sintonía que han seguido cultivando desde entonces.
De hecho, las composiciones de Formanek están en el mismo universo creativo del carismático Berne, aunque tal vez con un toque menos enrevesado. El sonido del álbum, un poco anclado en los cánones de esos primeros 90, es el único pero que se me ocurre ponerle a este disco. Y no es un gran pero, la verdad.
lunes, 11 de mayo de 2015
Mosaic Sextet - Mosaic Sextet (1988-90; ed. 2001)
Recuerdo que compré este disco hace años, y ahí lo tenía, acumulado, aún con su precinto. Estos días he estado reescuchando a Dave Douglas y a Michael Jefry Stevens y este Mosaic Sextet me vino a la cabeza enseguida, con lo que por fin me he puesto con él.
Y es todo un documento; no sólo es uno de los primeros registros de Douglas y Stevens, dos músicos fabulosos que después de este grupo no se han vuelto a cruzar discográficamente, sino por ser el caldo de cultivo sobre el que se asentaron posteriores grupos como New & Used, el Fonda/Stevens Group y los de Douglas en algunas de sus primeras grabaciones como líder.
Esa querencia por acoplar elementos de música clásica, jazz y vanguardia ya están presentes en este Mosaic Sextet, un supergrupo en toda regla: además de Douglas y Stevens tenemos a Mark Feldman, Joe Fonda, Harvey Sorgen y el fagotista Michael Rabinowitz.
El resultado es un jazz de cámara muy fresco y con el estupendo toque del downtown neoyorquino a finales de los 80, recuperado en esta edición por el sello de Gunther Schuller (GM Recordings) en forma de integral: el primer CD incluye el disco del grupo editado en 1994 por Konnex con el nombre de "Today, This Moment" y el segundo una serie de temas inéditos grabados en las mismas sesiones. Muy recomendable.
(Comprado en Downtown Music Gallery, NY)
jueves, 7 de mayo de 2015
John Carter / Bobby Bradford - Self Determination Music (1970)
No puedo creer que este disco no se haya reeditado nunca, desde su salida en 1970. Han hecho falta 45 años pero, por fin, aquí tenemos una buena edición en CD de la tercera colaboración de John Carter y Bobby Bradford, después de "Seeking" (Revelation, 1969) y "Flight For Four" (Flying Dutchman, 1969).
Para esta grabación se une el contrabajista Henry Franklin a la rítmica habitual del cuarteto (Tom Williamson y Bruz Freeman), resultando en quinteto con dos contrabajos, una formación a la que Carter y Bradford le sacan mucho partido.
La presente reedición es cosa de los británicos Ace Records, y no sé cuánto tiempo estará disponible, pero recomiendo encarecidamente no dejarla pasar. Como cualquier cosa del tándem Carter- Bradford.
(Comprado en Power Records, Bilbao)
Para esta grabación se une el contrabajista Henry Franklin a la rítmica habitual del cuarteto (Tom Williamson y Bruz Freeman), resultando en quinteto con dos contrabajos, una formación a la que Carter y Bradford le sacan mucho partido.
La presente reedición es cosa de los británicos Ace Records, y no sé cuánto tiempo estará disponible, pero recomiendo encarecidamente no dejarla pasar. Como cualquier cosa del tándem Carter- Bradford.
(Comprado en Power Records, Bilbao)
lunes, 4 de mayo de 2015
Johnny Hodges with Billy Strayhorn and the Orchestra (1961)
Estas cosas son así. Cuando era un crío Johnny Hodges era mi saxo alto favorito, y aún está en mi top 3, pero llevaba años sin escuchar este disco. El otro día comenté el disco del septeto de Billy Strayhorn con Hodges, que había compartido vía Instagram y FB previamente en un arrebato de furor ellingtoniano.
En FB, el gran Joe Henry comentó mi fotografía del disco y citó como uno de sus álbumes favoritos el que hoy me ocupa, una preciosa sesión con en noventa y nueve por ciento de la orquesta de Ellington conducida y arreglada por Billy Strayhorn, que en esta ocasión no toca el piano (es Jimmy Jones el encargado de ello).
A raíz del comentario de Henry, saqué este disco de mi estantería y la escucha fue realmente increíble. Qué maravilla. Hodges vuelve a ser mi saxo alto favorito hasta nuevo aviso.
(Comprado en Power Records, Bilbao)
En FB, el gran Joe Henry comentó mi fotografía del disco y citó como uno de sus álbumes favoritos el que hoy me ocupa, una preciosa sesión con en noventa y nueve por ciento de la orquesta de Ellington conducida y arreglada por Billy Strayhorn, que en esta ocasión no toca el piano (es Jimmy Jones el encargado de ello).
A raíz del comentario de Henry, saqué este disco de mi estantería y la escucha fue realmente increíble. Qué maravilla. Hodges vuelve a ser mi saxo alto favorito hasta nuevo aviso.
(Comprado en Power Records, Bilbao)
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