Seguro que el primer sorprendido del resultado de este disco fue el propio Andy Milne. De alguna manera, tal y como explica en la carpetilla el pianista, la posibilidad de grabar a piano solo se le plantó en las narices sin pretenderlo, y ni mucho menos buscarlo.
Hay quien dice que las grandes cosas ocurren por casualidad, y en este caso, Dreams And False Alarms es buena prueba de ello. La mayoría de nosotros conoce a Milne como pianista de Steve Coleman, Ravi Coltrane o Ralph Alessi, entre otros, además de su propio proyecto, Cosmic Dapp Theory. Pues bien, olvídense de lo que han oído hasta ahora. El retrato que compone Dreams And False Alarms es difícilmente abarcable, pues el pianismo de Milne bebe de tantas fuentes (desde Paul Bley a Geri Allen) que se vuelve completamente independiente, fuera del tiempo y del espacio.
Su estilo se presenta deliciosamente errático, los temas comienzan en un sitio y, para cuando terminan, han estado en tantos otros, que uno tiene la sensación de flotar en una maravillosa deriva. La elección de los temas no originales alude a la formación musical (y por consiguiente, emocional) del propio Milne, y no rinde tributo en absoluto a la vulgar moda de “jazzificar” frívolamente temas pop y rock. Las reinterpretaciones de Neil Young, Joni Mitchell, Bob Marley, Bob Dylan o Sting suenan completamente desligadas de las originales en la medida en que en este disco, la interpretación es el caminante y el pianista, el camino.
Después de escucharlo una y otra vez, sigo descubriendo verdadera magia detrás de cada nota y no puedo evitar rendirme ante una música que te envuelve y actúa como un bálsamo para el alma. Si no se lo creen, escúchenlo, y luego me cuentan.
Yahvé M. de la Cavada, 2007
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