"Así da gusto. La trigésimo quinta edición del festival internacional de jazz de Getxo ha sido la mejor que ha facturado el festival desde la de 2007, una de los mejores de la pasada década. El blues descacharrado de Aki Takase, la genialidad imperturbable del quinteto de Dave Holland y el aplomo de Branford Marsalis y su cuarteto han sentenciado algo que se está convirtiendo en norma: que Getxo puede dar muchas lecciones a sus hermanos, digamos, más grandes. Mayores no, desde luego."
"En Getxo, la pianista (Aki Takase) presentó un repertorio extraído de ambos discos y firmado especialmente por Waller y W.C. Handy, además de alguna composición original. Con improvisadores de esta categoría, la cosa no podía salir mal. Takase, Mahall y Dorner tuvieron intervenciones extraordinarias, mientras que Paul Lovens permaneció en cierto segundo plano y Chadbourne sufrió las inclemencias del técnico de sonido en su guitarra y banjo, destacando casi exclusivamente por su excéntrica forma de cantar."
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"Semejante principio de festival dio un inevitable frenazo en el concierto de Lee Ritenour, un guitarrista que estuvo de moda algo más de un cuarto de hora, allá a principios de los 80. Muy apreciado en EE.UU., Ritenour tiene un sentido del directo heredado del mainstream americano: antepone el show a la interpretación, sonríe mucho, habla con el público y, la verdad, en ese sentido se lo monta bien."
"Lo de Dave Holland es un caso aparte. Como Superman, nunca falla, y cuando acaba la película, la tierra ha sido salvada una vez más. Su quinteto es un arma infalible: una vez suben al escenario, la altísima calidad musical está garantizada como no ocurre con prácticamente ningún grupo del mundo."
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"Porque Chucho Valdés es un maestro en lo suyo, pero lo suyo no es la música. Este año vino con un grupo ligeramente más jazzístico (lo cual no es decir mucho) de lo habitual, pero sin nada demasiado destacable que ofrecer. El protagonista era Valdés y, cuando tocaba, lo único que hacía era ir escala arriba y escala abajo, siempre muy rápido y con muchas notas, y vuelta para arriba y vuelta para abajo."
"Cuando el cuarteto (de Branford Marsalis) se completó, el asunto se vino arriba, para empezar a caer tema a tema hacia abajo. Entiéndanme, el nivel del concierto fue medio-alto, pero la química del grupo con Jeff Watts no es la misma que con Justin Faulkner. El jovencísimo baterista está repleto de talento, pero le falta un poco de elasticidad y la capacidad de adaptarse a lo que ocurre sobre el escenario."
Puedes leer mi reseña completa pinchando AQUÍ o en las imágenes.
Nota: También recomiendo la lectura de la excelente crónica de los conciertos de Dave Holland y Branford Marsalis escrita por Juan Antonio Rico y publicada en Tomajazz.
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