El cuarteto responsable de este disco nos ha brindado unas cuantas joyitas. Solo hay que dar una escucha parcial a “Indolents” o “Ugrix”, a nombre de David Xirgu, para constatar las excelencias de este grupo en busca de un jazz fresco y contemporáneo. En este caso estamos ante un disco planteado desde su concepción de una manera mas intima, casi familiar. Concebido para no salir editado a la venta originalmente, la grabación permaneció algún tiempo olvidada, hasta que hace poco Gorka decidió remezclarla y editarla con un titulo que, más que nunca en su carrera, le lleva a sus más profundos orígenes: Bilbao.
Al mismo tiempo, el CD supone una muestra perfecta de la transición musical que sufre Benítez. Éste, cada vez mas interesado en melodías de corte pop, utiliza un cuarteto con el que tradicionalmente había grabado discos de jazz ortodoxo, para introducirse poco a poco en composiciones mas cercanas a ritmos y armonías sencillas. Esta tendencia, de la que ya alardeó en su anterior disco, el magnifico Solo La Verdad Es Sexy, le puede granjear unas cuantas críticas entre los aficionados mas dogmáticos, pero nadie puede ni podrá decir que Benítez sigue alguna directriz comercial.
Todo el mundo sabe que es ridículo pensar que se puede hacer jazz comercial en España (en realidad hay una vía, pero esta copada y sobreexplotada, rozando la vulgaridad), con lo que no hay que confundir, y menos aun con Benítez, el afán comercial con la búsqueda de la propia voz. Bilbao es un dechado de honestidad por los cuatro costados, un disco compuesto por placer y tocado entre amigos, transmitiendo un ambiente de distensión absoluta al oyente.
Temas como “Because of You” o “Y Dale!” desarrollan esa vena pop que mencionábamos y, lejos de caer en el acartonamiento de acercamientos a este estilo por parte de otros músicos, suenan abiertos, puros y creíbles. En el extremo contrario, “Cantan Los Charcos el Lamento de las Gabarras” o “Plaza Gris”, son muestras mas ortodoxas (pero no menos brillantes) de ese jazz etéreo, de sonidos pálidos y alientos contenidos que Benítez lleva facturando, con este y otros grupos, desde hace mucho tiempo.
Hablar de la química del grupo es innecesario, porque estos cuatro señores tocan juntos con una afinidad pasmosa, haciendo que lo difícil parezca fácil. Pérez parece muy cómodo con las composiciones y despliega detalles envolventes que aportan mucha calidez al conjunto, mientras que el tandem Ferrer-Xirgu demuestra una vez más por que es uno de los más memorables de la historia del jazz en España.
En cualquier caso, la valentía con la que Gorka Benítez afronta su carrera discográfica es encomiable, demostrando con este Bilbao que esta dispuesto a tocar lo que le apetezca con solidez y sin renunciar a su personalidad como músico de jazz, ni a la calidad a la que nos tiene acostumbrados. Benítez pasa de etiquetas, de acotaciones estilísticas y de ortodoxias obsoletas y, con toda la naturalidad del mundo, ha vuelto a hacer lo que le pide el cuerpo en este CD. Con dos cojones. De Bilbao tenía que ser.
Yahvé M. de la Cavada, 2007