domingo, 18 de diciembre de 2016

Henryk Górecki - Symphony No. 3 (Dawn Upshaw, David Zinman, London Sinfonietta, 1992)


Anoche llegué a Katowice, en un viaje relámpago para un concierto muy especial. A principios de este año el saxofonista Colin Stetson publicó un disco en el que ofrecía una adaptación muy personal de esta legendaria sinfonía de Henryk Górecki, con músicos tan interesantes como Matt Bauder, Greg Fox o Sarah Neufeld.

Górecki compuso esa obra en Katowice, ciudad en la que vivió, enseñó y murió, y esta tarde Stetson y su grupo interpretarán su particular versión en un concierto que promete ser muy especial, por razones obvias.

No he querido reescuchar el disco de Stetson para mantener mi perspectiva fresca antes del concierto, pero anoche quise volver a escuchar esta versión de la obra, la más conocida, que catapultó internacionalmente a Górecki a primeros de los 90, gracias a unas ventas inesperadas que convirtieron esta obra en un auténtico hito de la música contemporánea.

Tres movimientos lentos, una orquesta volcada en las cuerdas y una obra que, aunque tachada por muchos de simple, sigue sonando original y emocionante cuarenta años después de su composición. El dolor y la pérdida que Górecki pretendía plasmar en la partitura se transmiten a la perfección, y no creo que haga falta más argumento que ese para constatar la grandeza de la obra.

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